El cáncer cervicouterino es uno de los mayores retos del sistema de atención global. En agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se fijó una meta precisa. Eliminar la neoplasia de todo el planeta para el 2050. Conseguir este objetivo será en extremo complejo, en parte porque eliminar los tumores podría ser imposible. Pero también porque hacen falta mejores sistemas de detección.
Al menos, hacían falta mejores sistemas de detección. Un nuevo método epigenético fue desarrollado por la Universidad Queen Mary de Londres. Sus descubrimientos se describen en el International Journal of Cáncer. De acuerdo con los investigadores, este test tuvo un éxito del 100 por ciento en pruebas clínicas. La muestra de participantes fue de casi 16 mil mujeres.
Una detección oportuna de cáncer cervicouterino
De acuerdo con Attila Lorincz, autor líder del estudio, este método es más barato que las pruebas disponibles. Los tests de mayor uso revisan el código del ADN, en busca de indicaciones de la presencia del Virus del Papiloma Humano (VPH). Su propuesta revisa solo marcadores naturales que ocurren encima de la cadena genética. Así, es más fácil detectar el cáncer cervicouterino.
Este es un enorme desarrollo. No solo nos sorprende lo bien que desempeñó esta prueba para detectar el cáncer cervocuterino. También es la primera vez que alguien prueba la utilidad de la epigenética en la detección de tumores. Contrario a lo que muchos investigadores y clínicos dicen, la epigenética provoca muchas neoplasias tempranas.
Lorincz también fue parte del equipo que desarrolló la primer prueba de VPH en 1988. Su método epigenético pudo predecir los 8 casos de cáncer cervicuterino entre las participantes del estudio. Las pruebas de VPH únicamente detectaron 4, mientras que el Papanicolau identificó 2. El sistema también pudo ubicar un mayor número de lesiones pre-cancerígenas en las pacientes.
Junto con su equipo, Lorincz espera que la nueva prueba ayude a reducir las visitas al doctor. Apunta que su método podría identificar la incidencia del cáncer cervicouterino desde el principio. Así, no serían necesarias las revisiones constantes. Estiman que, si se implementara ampliamente en los sistemas de salud pública, sería mucho más económica que el Papanicolau.