El sarampión es, fácilmente, la enfermedad más importante desencadenada por los antivacunas. A escala global, los casos aumentaron en 30 por ciento en 2017. En conjunto, más de 110 muertes se han registrado en todo el globo por esa infección. No todos los países están en igual riesgo. Mientras que México es relativamente seguro, en otras naciones los problemas son graves.
De acuerdo con Reuters, el peligro ha surgido con fuerza en Filipinas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que, en lo 11 meses del 2018, los casos se han quintuplicado. Es decir, que para este noviembre, el país asiático tenía más de 17 mil enfermos de sarampión. Lulu Bravo, de la Fundación Filipina para la Vacunación, expresó su preocupación ante medios.
Casi habíamos logrado erradicar el sarampión. Pero ahora experimentamos un incremento en el número de casos. Esto se debe a que durante el año vivimos una caída en la confianza que le tiene la gente a las vacunas. Es perturbador. [Podemos atribuir esta menor convicción a factores políticos y otros factores]. Los filipinos se están volviendo científicamente ignorantes.
De 0 a 4 muertes por sarampión en solo unos años
Bravo recordó que en 2014 ningún paciente falleció por la enfermedad. Por el contrario, ya se tienen registradas las muertes de 4 niños en lo que va de este año. Estos casos corresponden a la isla de Mindanao, al sur del país. En esta región, afirman expertos de la OMS, el control del sarampión es particularmente complejo. Especialmente por los conflictos armados y la violencia.
En estimaciones de la OMS, solo el 7 por ciento de los niños en la región sur de Filipinas se inmunizó contra el sarampión en 2018. Un grupo rebelde armado controla la ciudad de Marawi, la más importante en esta zona del país. En los últimos veces, el gobierno del país ha luchado arduamente contra la agrupación radical, inspirada en el Estado Islámico.
La gravedad del conflicto no solo dificulta la atención médica. La población se ha pronunciado enérgicamente contra las vacunas de la sarampión. Encuestas muestran que solo el 32 por ciento de las personas creen que la inmunización sea benéfica. Esto ha provocado que hasta 69 por ciento de los niños enfermos no tengan su protección. Especialmente, por negativa de los padres.