Brasil vive una de sus peores crisis de salud a causa de la fiebre amarilla, la cual registró un incremento del 50 por ciento en su incidencia durante este inicio de año, por lo que tan sólo durante enero provocó 53 muertes y 162 casos sospechosos de contagio, pero aunque las autoridades ya han emprendido acciones para hacerle frente al problema, hace unos días se presentó una situación que llamó la atención en todo el mundo.

Todo se originó en Río de Janeiro y fue detallado por el medio internacional Oddity Central cuando el narcotraficante brasileño Thomaz Vieira Gomes, considerado como uno de los más peligrosos del país, acudió junto con varios cómplices a un centro de salud para secuestrar a dos de los enfermeros que se encontraban laborando en el nosocomio, además de llevarse jeringas y varias dosis de la vacuna contra la fiebre amarilla.

De acuerdo con lo reportado por ambos enfermeros, se les cubrió los ojos durante todo el camino y cuando finalmente llegaron a su destino, el narcotraficante les solicitó que le aplicaran las dosis a varios habitantes de un barrio pobre.

Una vez realizada la acción, los dos enfermeros fueron regresados al centro de salud del que fueron raptados, aunque explicaron que en ningún momento fueron agredidos, por lo que el caso ha sido motivo de controversia en redes sociales y de la misma forma en que algunas aplauden la acción del narcotraficante de preocuparse por los más necesitados, otros se han quejado y han comentado que eso no provoca que deje de tratarse de un delincuente.

Pero no es la primera vez que ocurre algo similar en el país sudamericano porque a finales del año pasado también se reportó que un grupo de delincuentes secuestró a un médico en Río de Janeiro y lo obligaron para que atendiera a un narcotraficante que había sido herido de bala.