A escala global, la obesidad es considerada una epidemia. No solo está ligada a una importante disminución en la calidad y extensión de la vida. Además, provoca (y es provocada por) un sinnúmero de condiciones y eventos adversos. Entre ellos se puede contar la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Y ahora, también una menor masa cerebral.
Este último efecto fue descubierto por investigadores del Colegio Universitario de Londres. Mark Hamer, coautor, señala que la obesidad deteriora la masa gris del sistema nervioso central. Este fenómeno no solo puede ser común a todos los pacientes con un alto Índice de Masa Corporal (IMC). También parece afectar en específico a las personas con un vientre de mayor tamaño que sus caderas.
Obesidad, otro factor de riesgo en la demencia
Las conclusiones fueron publicadas en la revista Neurology. En el estudio, se utilizaron los datos de 9 mil 652 pacientes de Reino Unido. A todos se les calculó su IMC y su índice cintura/cadera. Bajo estos criterios, 1 de cada 5 personas fueron consideradas como con obesidad. Además de estas medidas, también se les realizó una resonancia magnética en el cerebro.
De acuerdo con Hamer, las personas con mayor puntaje en ambos indicadores presentaban un menor volumen de materia gris. Esta relación probó ser linear. Es decir, el tamaño de su cerebro era más reducido conforme su obesidad era más severa. En promedio, las personas con un IMC de 30 o más alto y un alto índice cintura/cadera tenían 786 cm cúbicos de materia gris. Por otro lado, el grupo sano de control tenía una media de 798 cm cúbicos.
El deterioro en el cerebro causado por la obesidad no fue homogéneo. La reducción en el volumen fue más clara en 4 regiones. El pallidum y el núcleo accumbens resultaron afectados por ambos indicadores. Por su parte, el putamen solo se ligó a un alto IMC, mientras que al caudate le afecta únicamente el índice cintura/cadera. No se encontró deterioro en el volumen de materia blanca.
Hamer afirmó que las áreas afectadas están relacionadas con la motivación y la recompensa. El experto dijo no estar seguro si la obesidad provoca el deterioro del cerebro o viceversa. Sin embargo, cree que sus hallazgos pueden ser útiles a otros especialistas. Particularmente, a quienes estudien el impacto de la enfermedad en la evolución de condiciones neurodegenerativas.