Actualmente, el sector salud enfrenta un reto peculiar. No solo se vive en un periodo de grandes avances científicos y tecnológicos que mejoran la atención clínica. También se debe enfrentar la creencia constante que las vacunas son malignas para la salud. Los movimientos antivacunas son cada vez más poderosos en Europa y América Latina. Aunque (todavía) no llegan a México, queda una pregunta importante. ¿Por qué persisten estas ideas, a pesar de la evidencia científica?
El fenómeno fue descrito por expertos del Colegio Darthmouth en Proceedings of The Royal Society B. La histerésis explicaría por qué es tan retador para el sector salud reducir el impacto de los antivacunas. Feng Fu, coautor del estudio, apunta que se refiere a la resistencia que presentan materiales (o grupos) a perder propiedades (o ideas) en ausencia del estímulo que las provocó.
Con todos los beneficios de las vacunas, hemos luchado para entender por qué las tasas de inmunización permanecen tan bajas. La historia importa, y ahora sabemos que la histéresis es parte de la respuesta. Una vez que las personas se cuestionan la efectividad de los fármacos, es muy difícil convencerlos para superar esas asociaciones negativas. [Éste fenómeno] es una fuerza muy poderosa, difícil de romper a escala social, [que explica la permanencia de los antivacunas].
Lógica y hechos, insuficientes para acabar con los antivacunas
Feng Fu y su coautor, Xingru Chen, apuntan que la histéresis también aparece en otros ámbitos. En economía, es difícil recuperar buenos niveles de desempleo incluso al superar una crisis económica. Asimismo, explica por qué los objetos físicos se resisten a volver a su estado original tras ser afectados por una fuerza externa. El mismo fenómeno sucede con los antivacunas.
De acuerdo con su investigación, las ideas antivacunas se potencian por un “ciclo de histéresis”. Las percepciones y experiencias negativas no solo disminuyen la tasa de vacunación. Además, crean una tendencia a futuro que se incrementa con el tiempo. Este impulso no se detiene cuando desaparece el fenómeno que lo causó. De acuerdo con Chen, “la fuerza de los argumentos lógicos y factuales no es suficiente. No pueden superar el comportamiento humano”.
Los investigadores esperan que sus descubrimientos ayuden a las autoridades sanitarias. Recuerdan que el estudio que ligaba las vacunas con el autismo fue publicado hace más de una década. Señalaron que una esperanza contra los antivacunas podrían ser las campañas de inmunización voluntaria y altruista.