Los químicos, independientemente si son de laboratorio o no, pueden tener graves efectos. No solo a nivel medioambiental, sino también en la salud y el desarrollo de la población. Así pues, es un requisito para cualquier laboratorio tener en pie una política estricta. En ella, se deben de especificar correctamente los mecanismos para el desecho de estos materiales.
Si manejas un laboratorio de investigación o clínico, corrobora que tengas estos mecanismos vigentes. Más importante aún, debes verificar que estos procedimientos se realicen de forma consistente. De lo contrario puedes ocasionar un accidente en tus instalaciones o incurrir en una falta administrativa. Si no tienes un programa para manejar tus desechos químicos, necesitas uno.
¿Por dónde comenzar para armar un programa de desechos químicos?
Para un eficaz sistema de desechos químicos, necesitas un rol de administrador. Esta persona, que puedes ser tu o algún colaborador, debe supervisar las operaciones. Es decir, será el encargado no solo que el programa se ponga en marcha. También necesita asegurarse de detectar errores y proponer mejoras. Así pues, escoge a alguien para esta responsabilidad.
Después, necesitas elaborar una serie de tareas específicas y repartirlas adecuadamente. El administrador de desechos químicos no puede hacer todo por sí mismo. Así que cada persona en el laboratorio necesita poner de su parte. En cada actividad que genere residuos tóxicos, informa a tus colaboradores quién debe encargarse de su recolección, eliminación, etcétera.
Si es necesario que se realice un entrenamiento, documenta qué capacitación se requiere. En este registro, debes también especificar quién tomará el programa. Además, debes diseñar un modelo para evaluar la efectividad de su aprendizaje. Estas pruebas o exámenes deben realizarse antes de retomar actividades. Esto, con el objetivo de evitar accidentes con el manejo químicos.
Finalmente, redacta un resumen de las políticas básicas de manejo de químicos. De preferencia, deben ser frases cortas y concisas. Tampoco deben ser muchas o muy complejas. Así, puedes colocarlas en carteles o recordatorios impresos. Éstos puedes colocarlos en los lugares adecuados de las instalaciones. De esta forma, servirán como un repaso constante para tu equipo de trabajo.