Puede que estés al mando de una unidad médica en alguna organización de salud. Tal vez tienes tu propio negocio, ya sea consultorio, centro de atención, hospital o laboratorio. Incluso, es posible que seas la figura al frente de un equipo de investigación. O solamente una persona más del grupo que desea tener un rol más importante. Sin importar tu situación, el liderazgo es crucial.
Dentro del sector salud puede ser muy difícil empezar a ejercer el liderazgo. Pero incluso quienes ya tienen años en una posición de gestión pueden tener dificultades. En especial, con el tipo de imagen y control que quieren transmitir. A continuación te presentamos 4 de los estilos más comunes de administración. Aunque no son únicos de la industria médica, también aplican a ella:
1Liderazgo de transformación
Este tipo de líderes quiere trascender a través del intelecto. Las ideas y la comunicación son los factores más importantes de su entorno. Por lo general tienden a inspirar a las personas a su alrededor. Sin embargo, pueden llegar a perder el piso, al estar siempre en las nubes. Es posible que no presten tanta atención a los detalles y por eso fallen algunas de sus estrategias.
2Liderazgo de transacción
Cuando se emplea este estilo, se tiene una organización mucho más tradicional. Los líderes que lo usan prefieren la organización y los blancos y negros. Si su equipo se desempeña de forma satisfactoria serán recompensados y viceversa. Por lo general, esta forma de administración es mucho más enfocada a objetivos de corto plazo. Sin embargo, puede limitar el potencial a futuro.
3Liderazgo servil
Se da este estilo cuando los líderes prefieren repartir el poder. La prioridad son las necesidades del grupo y las decisiones se suelen tomar en conjunto. También se conoce como administración altruista. Entre sus ventajas, está una mayor moral y diversidad entre el equipo. Sin embargo, los individuos a la cabeza pueden experimentar pérdida de legitimidad o conflictos de interés.
4Liderazgo autocrático
Prácticamente una versión extrema del estilo transaccional y contraria al servil. Aquí, el líder tiene un control absoluto sobre su equipo. El poder no se comparte ni se toman en cuenta las sugerencias de los colaboradores. Puede ser muy útil para tareas rutinarias o que no requieran mucha habilidad. Sin embargo, provoca alta rotación laboral y absentismo entre el personal.