Los altos niveles de inseguridad y ejercicio sistemático de la violencia desatada por un determinado número de grupos delictivos y replicada por algunos sectores de la población, ha propiciado que los profesionales de la salud opten por laborar en comunidades con una mayor cifra de elementos policíacos, mejores condiciones de trabajo y en un ambiente más propicio para salvaguardar su libertad e integridad física y mental.
Por esa razón, uno de los principales “daños colaterales” ha sido el abandono de las zonas rurales donde se concentra con mayor vehemencia aspectos relacionados con la inseguridad y violencia para médicos y enfermeras.
Las cifras del abandono
Dicho esto y conforme a una evaluación emanada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la densidad poblacional por cada médico en la República Mexicana asciende a un estimado de 2.1 médicos y 2.5 enfermeras y personal de partería por cada mil habitantes, en 2014.
Sin embargo, cuando se incluye a los médicos a los médicos rurales, la proporción cambia drásticamente a una cifra de 0.96 por cada mil habitantes. Un dato que no alcanza a satisfacer las condiciones mínimas permitidas por la norma internacional para sostener un sistema de salud a nivel nacional.
- Sin médicos rurales: 2 -3 médicos por cada mil habitantes.
- Con médicos rurales: menos de un médico por cada mil habitantes.
Los médicos no están exentos al hartazgo social que se vive en la mayor parte del país. Cada uno de estos profesionales de la salud que se desempeña en las zonas más alejadas de las grandes ciudades merecen un reconocimiento porque en el afán de salvar una vida, la suya, en cambio, pende de un hilo sujeto al gatillo de un delincuente.
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