Los animales, y en especial las mascotas, pueden formar poderosos vínculos con las personas. Su simple presencia puede, en las condiciones adecuadas, hacer sentir bien a los pacientes. Pero más allá de aliviar algunos síntomas mentales, también podrían mejorar la salud física. En concreto, los perros y los gatos podrían prevenir alergias en menores de edad.
Esta hipótesis fue planteada por investigadores de la Universidad de Gothernburg. Sus hallazgos, por otro lado, fueron publicados en la revista PLOS One. De acuerdo con Bill Hasselmar, se encontró que los niños con mascotas tendían a tener menos alergias. Esta protección debe ocurrir desde los primeros meses de vida y se extiende hasta la etapa adulta de los pacientes.
Tener mascotas no solo mejora la protección frente alergias. La incidencia de otras enfermedades también disminuye cuando se convive con animales. Entre ellas, condiciones autoinmunes, enfermedades inflamatorias y eczemas. Incluso padecimientos cardiovasculares, como la obesidad, son menos frecuentes cuando se tienen perros o gatos en esta etapa de la vida.
Mascotas, una protección frente a las alergias
Para las conclusiones del estudio, se contó con mil 278 participantes. A un grupo se le realizó un extenso seguimiento clínico y de posesión de mascotas por 9 años. Para el resto de los niños, simplemente se les pidió completar un cuestionario. En ambos casos, se analizó la incidencia de alergias y el número de animales en la casa a los 6, 12 y 18 meses, así como a los 3 y 8 años.
En ambos tipos de análisis, la incidencia de alergias y otros padecimientos fue menor en casas con mascotas. Además, entre más animales convivieran con el bebé, menor era su posibilidad de desarrollar estas enfermedades. En toda la muestra, ningún infante con más de 5 gatos y/o perros en su casa desarrolló condición autoinmune alguna.
De acuerdo con los investigadores, en los hogares sin mascotas, un tercio de los infantes desarrolló algún tipo de alergias. Se cree que los microbios de los animales son inhalados e ingeridos por los bebés. Así, ellos pueden desarrollar una microbiota saludable desde las primeras etapas de la vida. Esto, en cambio, permite el desarrollo de un sistema inmune mucho más fuerte.