• La violencia psicológica es la más común dentro del ámbito laboral.
• Con respecto a las agresiones y acoso sexual las mujeres son las más expuestas.
• Se estima que uno de cada cinco empleados ha sufrido al menos una modalidad de violencia o acoso durante su vida laboral.

El duro camino que deben enfrentar todos los interesados en convertirse en médicos es bastante extenso. Además hay muchas barreras que se deben superar si se quiere alcanzar el objetivo. Pero más allá de los bajos salarios y las condiciones poco favorables de los hospitales hay otro aspecto negativo que afecta al gremio. Se trata de la violencia y acoso laboral porque cada vez es más frecuente.

¿Cuándo empiezan las agresiones y amenazas?

Se trata de un problema que empieza desde la etapa formativa. Los Médicos Internos de Pregrado (MIP) deben soportar jornadas demasiado extensas de trabajo. Son el escalón más bajo dentro de la pirámide jerárquica. Por lo mismo, de forma frecuente se presentan casos de ataques con los jóvenes.

La situación es igual e incluso más grave al momento de realizar el servicio social. Desde hace décadas no se han modificado las leyes que permiten que miles sean enviados a zonas rurales. En esos lugares no existen las condiciones óptimas de seguridad y en ocasiones incluso se han reportado casos de agresiones mortales.

Por su parte, los interesados en convertirse en especialistas también deben sufrir durante el proceso. La etapa de la residencia está llena de aprendizajes pero también de violencia y acoso laboral. Desde las “novatadas” hasta el eterno abuso de los R+ y adscritos.

Situación mundial en todos los ámbitos profesionales

Ahora bien, este panorama no es exclusivo de la Medicina sino que ocurre en todos los ámbitos. De acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo y Gallup se estima que uno de cada cinco empleados ha sufrido al menos una modalidad de violencia o acoso durante su vida laboral.

Mientras que más de tres de cada cinco víctimas de violencia y acoso en el trabajo aseguran haberlo sufrido varias veces y, para la mayoría, el incidente más reciente sucedió en los últimos cinco años.

En todo el mundo, el 8.5% (277 millones de personas) de los empleados han sufrido violencia física y acoso en su vida laboral, y la mayor parte de las víctimas son hombres.

Con respecto a la violencia y acoso sexual, las mujeres están especialmente expuestas. Las jóvenes tienen el doble de probabilidades que los hombres de sufrir violencia sexual y acoso en el ámbito laboral. A nivel regional, las Américas mostraron la mayor prevalencia de la violencia psicológica y el acoso (29.3%), seguidas de África (20.2%).

El informe retomado por Statista también revela que, en todo el mundo, sólo una de cada dos personas (54.4%) ha compartido con otra persona su experiencia de violencia y acoso en el trabajo, siendo las mujeres más propensas a contar lo sucedido. En la encuesta se preguntó a las víctimas qué canales de comunicación habían utilizado para compartir sus vivencias. Un gran porcentaje recurrió con más frecuencia a amigos o familiares (84.9%) y los compañeros de trabajo fueron el segundo canal más utilizado (un 70.4% acudió a ellos).

Por el contrario, los empleados fueron mucho menos propensos a recurrir a instituciones como la Policía, líderes comunitarios o inspectores de trabajo (16.0%), sindicatos o representantes sindicales (14,8%) o servicios sociales u organizaciones sin ánimo de lucro (9.2%).

A los encuestados que no compartieron sus experiencias se les pidió que seleccionaran razones para no haberlo hecho. Más de la mitad (55%) creía que hablar de ello habría sido una “pérdida de tiempo”. La segunda respuesta más común, dada por el 44.5%, fue “temer por la propia reputación”.

Sin embargo, muchos de los encuestados no compartieron sus vivencias porque “los procedimientos en el trabajo no eran claros” (43.1%) o por “falta de confianza en la Policía o los inspectores de trabajo” (42.5%). Además, a un 40.8% les preocupaba que la gente se enterara en el trabajo y muchos no sabían qué hacer (38.3%) o temían ser castigados (33.2%).

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