Tú sabes muy bien que dentro del campo de la salud jamás se termina de aprender. No importa que la carrera sea tan extensa porque incluso después de egresar de la universidad puedes continuar con la formación académica. Además no solo se trata de los conocimientos sino de poder acceder a mejores opciones de trabajo. Por eso, desde el 2020 existe la posibilidad de recibir una beca para hacer una especialidad médica en Cuba.
La preocupante falta de especialistas en México
Esta iniciativa surgió gracias a un convenio firmado entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Mientras que solo se ofrece a mil jóvenes por año que hayan superado el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM).
La idea nació debido al severo déficit de especialistas que tiene nuestro país. A la fecha se estima que hacen falta 77 mil para cumplir con las recomendaciones internacionales. Aunque debido a que no hay suficientes lugares en los hospitales del país se ofrece la posibilidad de hacer la especialidad médica en Cuba.
Por una parte es una forma de impulsar la superación en los médicos generales. Al mismo tiempo, también es un proyecto que ha sido criticado por los propios jóvenes. En el primer año en que se ofreció el beneficio el 82 por ciento de los doctores que obtuvieron la beca la rechazaron. Su argumento fue que no estaban de acuerdo con el país al que serían enviados y esperaban que se ampliara la oferta.
¿Vale la pena hacer una especialidad médica en Cuba?
Por lo pronto, para este 2022 ya fue publicada la convocatoria para obtener una beca y la puedes revisar aquí. Pero ahora el propio Conacyt compartió una serie de razones con las que busca motivar a los aspirantes para que seleccionen esta opción y son las siguientes.
Cuba ofrece la posibilidad de formar profesionales en 66 especialidades de las Ciencias de la salud, de ellas 56 médicas (24 clínicas, 12 quirúrgicas, 9 biomédicas, 4 básicas, 4 diagnósticas y 3 de salud pública), cinco estomatológicas; cuatro de enfermería y una en Psicología de la Salud; en todas aprendiendo – haciendo en los escenarios reales de atención a la salud y asimilando las bondades de un sistema sanitario que está caracterizado por sólidos y reconocidos principios, tales como universalidad, gratuidad, accesibilidad, regionalización e integralidad, con un alcance a todos los ciudadanos en el campo y la ciudad, cualquier afiliación política o religiosa, sexo y raza, con participación comunitaria e intersectorial y una concepción internacionalista.
Las comunidades científica y universitaria en el Sistema Nacional de Salud de Cuba (SNS) se caracterizan por una mirada multidisciplinar, interdisciplinar y con transdisciplinariedad a los problemas de salud, que propicia que cada cubano, su bienestar, acceso a la atención y derechos como ser humano, se conviertan en ejes centrales de un proceso dinámico que involucra a la formación posgraduada y el mejoramiento continuo de los entornos de convivencia, al que los residentes pueden aportar decisivamente, al tiempo que se nutren de ese enfoque holístico. Es tan prolífico el conocimiento, que puede confundir si no se dominan las esencialidades. De ahí que, el posgrado académico considera a la salud como uno de los ámbitos más relevantes para el desarrollo social y define en los planes de estudio de las especialidades los objetivos a satisfacer durante la educación en el trabajo, pilar en que se sustenta el aprendizaje desarrollador de los residentes en ciencias de la salud.
La salud continúa entendiéndose por muchos en el mundo bajo la lógica de oposición a la enfermedad y, en alguna medida, es vista con el prisma de viejos paradigmas. Sin embargo, en Cuba es un desafío, para los que protagonizan acciones por la salud, la necesidad de ofrecer argumentos a la luz del siglo XXI, con la constancia propia de los que hacen ciencia, para alejar lo místico-mágico que aún demoniza y envuelve la enfermedad, así como el enfoque biologicista en la práctica de la medicina. En la formación de especialistas en Cuba se arraiga el nuevo paradigma, basado en la determinación social de la salud, valorándola en su justa dimensión, y no solo cuando se pierde o se recupera.
Al formarse en Cuba como especialistas, los profesionales aprenden a influir positivamente sobre la biología de cada ser humano, sus estilos de vida, el ambiente que lo rodea y la organización de los servicios a su alcance, que son en definitiva los «campos de la salud»; pero con un acercamiento mayor al entorno familiar y comunitario, reforzando la convicción de responsabilidad compartida para mejorar la salud, y mediante acciones transformadoras. Solo influyendo positivamente sobre los determinantes en salud se consigue reducir la morbilidad y la mortalidad, y obviamente elevar la expectativa de vida de la población.