La multidimensional crisis de Venezuela ha probado ser, una y otra vez, un peligro de salud para sus ciudadanos. Hace unas semanas el éxodo masivo de profesionales médicos sumaba ya, desde 2012, casi 40 mil especialistas que han huido del país; mientras que los que quedan deben enfrentarse a la falta de comida, insumos hospitalarios y, por supuesto, medicamentos.
Si bien la crisis de salud en Venezuela ha probado ser devastadora para los mismos ciudadanos, también ha comenzado a afectar a sus países vecinos y, en general, al resto de la región de América Latina. En una entrevista con la cadena local TelevenTV, el médico infectólogo Julio Castro señaló que la nación ha afectado principalmente a Colombia y Brasil, seguidos de Ecuador, Perú y Argentina.
Castro apuntó que Venezuela es un “exportador” de enfermedades en toda la región, principalmente malaria, sarampión y difteria. Apuntó que los países receptores ya tenían un control sobre los padecimientos, pero la irrupción de casos no planeados ha terminado por generar alarma y costos económicos para los cuales no estaban preparados.
Para ilustrar su punto, el infectólogo señaló el caso de Roraima, en Brasil, que colinda al norte con Venezuela. La entidad enfrenta un brote de sarampión que ha afectado a la población indígena. Se ha calculado que hasta más de una tercera parte de los integrantes de esta comunidad podrían estar infectados, por culpa del paso de refugiados que escapan del régimen de Nicolás Maduro. Castro señaló que, para superar este reto, se debe de poner en cuarentena a la gente enferma.
Recordó que en Venezuela se concentraron cuatro mil casos de sarampión, equivalentes al 75 por ciento de todos los diagnósticos a escala continental en los últimos 18 meses. Algo similar sucede con la difteria, que además de no estar bajo control por las autoridades locales, también se expande al ir siguiendo a lo migrantes que viajan por América Latina.
Apuntó que lo peor de la situación es que el Boletín Epidemiológico de Venezuela se encuentra bloqueado desde hace tres años, por lo que no se tiene una certidumbre sobre el verdadero alcance de estas enfermedades. Apuntó que lo mejor que se ha podido hacer ha sido por iniciativa de los pocos médicos que quedan en el país, quienes incluso pudieron mapear el estado del dengue en el centro del país.