El mundo se encuentra en su tercer año de pandemia por la Covid-19 y el final todavía se vislumbra bastante lejano. Aunque se han obtenido valiosas lecciones y ya existe una vacuna contra la enfermedad, falta mucho por hacer. En tanto que la aparición y expansión de la Variante Ómicron ahora representa uno de los mayores retos. Aunque su tasa de mortalidad es menor a las cepas anteriores, puede ser tan contagiosa como el sarampión.
El doctor Samuel Ponce de León, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM, dijo que de las variantes del SARS-CoV-2 (la original Wuhan, Alpha en el Reino Unido y la Delta), Ómicron tiene una capacidad de transmisión extraordinariamente eficiente.
“Puede ser tan transmisible como el sarampión, que es el virus reconocido como el patógeno con más contagiosidad”.
Agregó que uno de los aspectos esperanzadores es que la Variante Ómicron causa síntomas discretos o moderados en muchos pacientes y sólo en un pequeño número de casos se complica y puede requerir de cuidados intensivos o causar la muerte.
Ómicron, aclara el investigador de la UNAM, es capaz de infectar a aquellas personas vacunadas y con “su esquema completo”, e inclusive una tercera dosis de refuerzo.
En general, en estas personas la infección por Ómicron se presenta “muy benigna o incluso puede pasar inadvertida”. Sin embargo, a través de las personas infectadas pueden mantenerse y continuar los contagios.
A consecuencia de la gran movilidad social por vacaciones, en las próximas semanas o días habrá mayor intensidad en la transmisión de la infección, como no se ha visto a lo largo de la pandemia.
¿Cómo se vislumbra el panorama a futuro?
Los centros turísticos del país son ahora el polo de mayor actividad del virus, que se está extendiendo por las ciudades del país: CDMX, Monterrey y la zona del Bajío.
Se espera que la mayoría de infectados presenten “cuadros leves”. Todo será “muy rápido y seguramente los servicios de salud se van a ver saturados en poco tiempo”.
El contagio por Ómicron es fácil, aunque se requiere siempre de contacto a través de secreciones respiratorias. Otra forma es si un infectado de COVID tose en la mano o si escupe en un sitio y otro toca donde tosió o escupió, se puede infectar.
“El 99.9 por ciento de los contagios ocurre por transmisión aérea”. Otro ejemplo: si un infectado estornuda en un elevador, Ómicron queda en aerosol y al subirse otras personas se pueden contagiar. Hay el mismo riesgo en un coro de iglesia o durante una discusión en un salón de clase.
Ponce de León aclara que las vacunas no evitan la infección por el SARS-CoV-2, pero sí su evolución hacia una enfermedad grave. Son extremadamente eficaces y seguras.
Hay la idea de que la amplísima capacidad de contagio de Ómicron a nivel global podría mejorar el grado de inmunidad de sectores de poblaciones e incluso de nuestra especie.
Simultáneamente, este gran número de infecciones implica un altísimo número de partículas virales reproduciéndose, multiplicándose, con la posibilidad de que haya equivocaciones en la transmisión de sus características genéticas y por tanto, la aparición de nuevas variantes con propiedades que podrían ser también igual o más complicadas.
Para Ponce de León, seguimos en pandemia y seguro aparecerán más variantes de SARS-CoV-2; ya que sabemos y podemos minimizar los riesgos hay que mantener “una actitud responsable” al “reanudar nuestras actividades”, el trabajo cotidiano, el desarrollo profesional.
Es prioritario para mitigar pérdidas en otras áreas: en el desarrollo de la ciencia, en la educación, en la economía (extremadamente importante para todos y “críticamente fundamental” para amplios sectores de la población).
Es urgente, para recuperar nuestras actividades, establecer patrones de actividad a pesar de la circulación de variantes del SARS-CoV-2, propone Ponce de León.
Si es el caso, dice, vamos a requerir una vacunación recurrente y a la vez iremos desarrollando un mejor sistema inmunitario a través de diferentes experiencias de infección.