De acuerdo a una investigación publicada en la revista Proceedings of the Natural Academy of Sciences, un compuesto químico utilizado en herbicidas de amplio uso comercial podría ser útil para eliminar infecciones causadas por hongos. Este tipo de condiciones, en estimaciones del equipo de científicos de la Universidad de Queensland, cobra anualmente dos millones de vidas.
Luke Guddat, coautor del estudio y miembro de la Escuela de Química y Biociencias moleculares de la Universidad, aseguró que su equipo descubrió que el clorimurón etílico puede ser efectivo para atacar infecciones por hongos en seres humanos. Este tipo de condiciones son muy letales cuando el sistema inmune del paciente está bajo estrés, como en una cirugía. Apunto también que el hallazgo es muy oportuno, dada la prevalencia de patógenos resistentes a los fármacos.
Hay más infecciones fúngicas resistentes a los medicamentos que nunca antes y suponen una amenaza significativa para la salud humana global. Se necesitan urgentemente nuevos fármacos para combatir estas enfermedades. Con esta investigación queríamos comprobar si el uso de un herbicida comercial podía detener la expansión de este tipo de patógenos.
Guddat señaló que el razonamiento del equipo fue, si las plantas y los hongos comparten algunas enzimas similares que los herbicidas inhiben, los químicos de estos productos podrían utilizarse en aplicaciones médicas. Su teoría probó ser correcta, pues hubo buenos resultados al atacar con clorimurón etílico a dos causantes de infecciones: Candida albicans y Cryptococcus neoformans.
En estudios in vitro y en ratones, probó ser muy efectivo para detener el crecimiento de las infecciones. Al inhibir esta enzima, estás removiendo un paso metabólico clave que produce tres aminoácidos necesarios para la reproducción de los hongos. Además, como los humanos no tenemos estas enzimas, hay una baja probabilidad que el químico sea tóxico para los pacientes.
Añadió que la toxicidad de anteriores fármacos fue lo que precisamente ha desmotivado su uso para combatir infecciones fúngicas. Aunque Guddat y su equipo están satisfechos con el resultado de su investigación, admiten que se necesitan estudiar más opciones para reducir el problema de la resistencia contra los medicamentos.