Un equipo multidisciplinario de científicos e investigadores de la Universidad de Berna (UB), en Suiza, realizaron un estudio donde destacaron algunos de los beneficios del uso de agua fría como tratamiento de diferentes tipos de patologías neurológicas, como la anosognosia.
¿En qué consiste el procedimiento?
Se trata de un método identificado como prueba calórica que ha demostrado su eficacia en el tratamiento de estimulación neuronal, en varias regiones del cerebro, algunas de ellas, responsables del comportamiento de los pacientes.
Con esto en mente y haciendo referencia a la información contenida en un artículo publicado por la renombrada revista tecnológica Popmech (Popular Mechanics), la técnica se diferencia de otras al introducir una pequeña cantidad de agua en uno de los canales auditivos del paciente. Acto seguido, la prueba es permisiva de estimular algunas regiones del lado opuesto al oido al que le fue administrada el agua fría.
Estimulación cerebral por test calórico
En este sentido, el estudio desarrollado por los investigadores ingleses y suizos permitió identificar un determinado grado de estimulación que puede ser el inicio de un tratamiento no sólo para beneficio del paciente en la práctica médica, sino, además, como un posible estimulador que determine el comportamiento de una persona sana, por ejemplo, para comprar un determinado producto.
En esa tesitura, el doctor Fred Mast, uno de los principales responsables de la prueba identificó que la utilización del agua fría puede identificar con creces el comportamiento de un paciente sano en el espacio donde es sometido a la toma de decisiones. Un aspecto muy importante que podría resultar en el comienzo de nuevas técnicas para el conductismo.
Desde el punto de vista conductista, cualquier compra es una lucha entre el placer y el dolor: el placer de la posesión y el dolor por la pérdida del dinero. La prueba calórica estimula la actividad de la ínsula del cerebro, encargada también del sentimiento de repulsión, lo que reduce el atractivo de un artículo y, de este modo, la probabilidad de realizar una compra.
Agua fría y Agua caliente
Para someter a comprobación empírica su trabajo de investigación, los científicos de la UB utilizaron a 40 mujeres para la realización de la prueba calórica en el ánimo de configurar su comportamiento al momento de hacer una elección.
En esta caso, las pusieron a decidir entre comprar o no un determinado número de artículos.
El resultado dejó ver que las mujeres sometidas a la prueba calórica con agua fría, fueron menos propensas a realizar una compra que sus similares con agua caliente, quienes optaron por comprar algún producto.
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