Ser inmortal o vivir cientos de años es una ‘realidad’ que sólo se creía posible en las películas o los libros de ficción, sin embargo un pequeño pueblito italiano por alguna extraña razón también ha logrado ‘librar a la muerte’.
Acciaroli es un poblado de 700 personas entre la montaña y el sur de Nápoles, donde uno de cada diez habitantes tiene más de 100 años y posee buena salud. Esta rara longevidad ha llamado la atención de los vecinos de pueblos cercanos e incluso de científicos.
Recientemente se dio a conocer que investigadores de la Universidad de San Diego de California, con la colaboración de la Universidad de La Sapienza de Roma, se trasladaron al lugar para estudiar el misterio que encierra la localidad.
Sólo comemos cosas sanas y tenemos buenos hábitos”, afirmó Antonio Vassalo, quien festejó hace poco sus 105 años.
La alimentación es un indicio importante para los científicos. Sobre todo porque la famosa dieta mediterránea -que ahora esta de moda- fue identificada en esa misma zona, en la región del Cilento, por el estadounidense Ancel Keys, hace casi 60 años.
Comemos mucho pescado, productos del campo que cultivamos nosotros mismos. Tenemos nuestros propios conejos, nuestros pollos. Todo son productos de la tierra”, señaló la mujer de Antonio, Amina Fedollo, de 97 años.
Además de varios análisis sanguíneos, los investigadores realizaron controles cardíacos y neurológicos.
La genética, junto a la alimentación, es otra buena pista para dilucidar la misteriosa longevidad de los habitantes de Acciaroli. Las personas centenarias podrían tener un gen que logra extraer las propiedades beneficiosas de ciertos productos consumidos regularmente, como el romero, que mejora las capacidades del cerebro o el aceite de oliva que ellos mismos producen”, explicó Alan S. Maisel, profesor de medicina cardiovascular en San Diego.
De 80 personas personas que participaron en el estudio, 25 eran centenarias, sin embargo ninguna sufría Alzheimer ni alguna otra enfermedad neurológica.
Los especialistas creen que se debe a que todos practican una actividad física a diario, como la pesca, el mantenimiento de su huerto o caminatas largas, además de actividad sexual.
Siguiendo estas hipótesis buscan crear un modelo que se exporte a otras partes del mundo, para vivir mejor y durante más tiempo.
Lo que nos gustaría hacer al final es crear un cuadro clínico que establezca una especie de puntuación que se debe mantener”, afirmó Salvatore Di Somma, profesor de medicina en Roma.
No obstante en Italia no es el único caso que ha sorprendido a médicos de todo el mundo, también el de la familia Marsili, misma que le dio nombre al Síndrome Marsili. Los miembros de dicha estirpe se han visto afectados por una condición que los deja completamente insensibles al dolor.
Vivimos el día a día de una manera muy normal, tal vez mejor que el resto de la población porque rara vez nos sentimos enfermos y nunca sentimos dolor.
Los científicos creen que la condición podría deberse a que algunos nervios no funcionan como deberían. Razñon por la que llevan ya un tiempo estudiando la singular mutación genética.
La genética de esta familia podría ayudar en el futuro a los que sufren de dolor crónico. Hemos abierto una nueva ruta hacia el descubrimiento de un medicamento para aliviar el dolor.
Lamentablemente no todo es bueno en este padecimiento, pues en ocasiones pueden tener fracturas que pasan desapercibidas o malestares graves de los que no se dan cuenta.
En una ocasión haciendo esquí Letizia se fracturó el hombro derecho, pero continuó esquiando el resto de la tarde, sólo para tener que ir al hospital al día siguiente porque tenía un cosquilleo en los dedos.
Para estudiar su condición a fondo, los investigadores mapearon la codificación proteínica de los genes del genoma de cada miembro de la familia y encontraron una mutación en el gen ZFHX2.
Luego de esto realizaron dos estudios en ratones que fueron criados sin este gen y encontraron que sus umbrales de dolor habían cambiado. Cuando criaron una nueva generación de ratones con esa mutación, descubrieron que eran notablemente insensibles a las altas temperaturas.
Con más estudios dedicados a entender exactamente cómo la mutación impacta la sensibilidad al dolor y viendo qué otros genes podrían estar involucrados, podríamos identificar nuevos objetivos para el desarrollo de medicamentos”, aseguró el director del estudio, James Cox, de la University College.