¿Sería posible que la investigación médica haya ignorado durante varios miles de años un órgano ubicado en la garganta humana? ¿La tecnología actual permitiría descubrir nueva información del cuerpo humano? ¿Qué implicaciones tendría todo esto para la ciencia actual? Pues estas son las incógnitas que se generan después del descubrimiento de un posible nuevo órgano. Suceso que ocurrió durante una investigación llevada a cabo por un grupo de científicos de Países Bajos que buscaba encontrar crecimientos tumorales mediante una nueva y avanzada tecnología llamada PSMA PET/CT cuyo objetivo es la obtención de imágenes de antígeno de membrana específico de la próstata, mediante tomografía por emisión de positrones. La razón por la que se cree que se pasó por alto este nuevo órgano es porque, según la observación realizada y su ubicación, no puede ser identificado mediante los métodos convencionales como lo son el ultrasonido, tomografías, resonancias o ecografías.
Se trataría de unas glándulas escondidas en el cráneo donde se encuentra la cavidad nasal y la garganta, y se propuso llamarlas glándulas tubarias. Estas observaciones se confirmaron en una muestra de 100 personas, las cuales reciben tratamiento por cáncer de próstata, además de la confirmación con la disección de 2 cadáveres, uno masculino y otro femenino. Todos los sujetos contaban con este órgano.
Dentro del estudio se generó un debate acerca de la novedad del hallazgo, se debe determinar si son un órgano completamente nuevo o si hace parte del sistema de glándulas salivales, pues de estas se sabía que son microscópicas y distribuidas uniformemente por toda la mucosa[2], según el autor del estudio. Por otro lado, hay quienes afirman que este estudio no permite determinar la validez de la afirmación de un nuevo órgano, pues la muestra para la observación se concentró en un grupo pequeño, mayormente hombres en un lugar determinado y con una prueba estándar.
Todo esto permite iniciar una nueva investigación en el campo de la oncología y radiología, y posteriormente otros campos de la medicina, que busque la validación acerca de la nueva entidad o su inclusión dentro de un sistema determinado, y posteriormente se profundice en sus funcionalidades, características, enfermedades, etcétera. Todo esto gracias a los últimos avances en las tecnologías médicas, que permitieron encontrar estos órganos y posteriormente permitirán estudiarlos.
Sin importar como se describa el descubrimiento en el futuro, esto trae nuevas implicaciones para la medicina, con mayor enfoque en lo relacionado a los pacientes con cáncer de cabeza o cuello o tumores en la zona de la garganta o lengua, pues la radioterapia implementada en los tratamientos contra estas enfermedades puede causar grandes afecciones a las glándulas de la zona y esto también afecta funciones del paciente, como lo son comer o hablar. En general, se establece que se debe evitar la administración de radiación en esta zona del órgano recién descubierto, por el desconocimiento que se tiene de ésta.
[2] Wouter Voge, Autor del Estudio, Oncólogo del Instituto del Cáncer de los Países Bajos
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