El Dr. Alejandro Bolio Cerdán se encontraba realizando una cirugía a corazón abierto a un paciente de 8 años justo cuando ocurrió el temblor de 7.1 que sacudió a la Ciudad de México el pasado 19 de septiembre.
Justo cuando la tierra comenzó a moverse a las 13:14 horas de aquel martes, el especialista y su equipo de trabajo se encontraban en el momento más importante de la cirugía.
Estábamos colocando un tubo de la vena cava inferior hacia la arteria pulmonar cuando de pronto sentimos la fuerte sacudida. Mi primera reacción fue levantar la vista y observé a través de la ventana cómo se balanceaba uno de los edificios del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Bolio Cerdán mencionó que a pesar del fuerte sismo, todo el personal se mantuvo en sus puestos revisando que el equipo funcionara con normalidad.
Sabíamos que no podíamos suspender la operación ya que la vida del niño estaba en nuestras manos. El tiempo que duró el temblor se hizo eterno, pero nadie, absolutamente nadie, pensó siquiera en salir del quirófano.
Agregó que todo el equipo médico logró percatarse de que se trataba de una verdadera emergencia; sin embargo, saben que uno de sus objetivos es garantizar la seguridad del paciente, incluso si ello significa exponer ocasionalmente su propia integridad física.
La intervención concluyó a las 14:30 horas, con excelente resultado. Fue hasta entonces que el equipo médico conoció la dimensión y los daños que había tenido el terremoto del 19 de septiembre, tanto en la ciudad de México, como en los demás estados del centro del país.