En la actualidad contar con acceso a internet se ha vuelto más que un lujo una necesidad. Y si bien el tener una adecuada conexión a la red no constituye una necesidad básica como puede ser comer o respirar, el no contar con ella también puede generar un impacto negativo en nuestra salud.
Ya sea que nos encontremos viendo una película en Netflix o realizando algún trámite vía online, todos conocemos de primera mano la frustración de ver nuestras actividades detenidas por una deficiente conexión a internet, frustración capaz de elevar los niveles de estrés de cualquiera de nosotros a niveles poco sanos.
Para comprobar los efectos fisiológicos de una mala conexión a internet, el neuropsicólogo David Lewis llevó a cabo un experimento para el cual pidió a un grupo de voluntarios llenar una serie de formularios vía online; sin embargo, antes de que comenzaran el proceso ralentizó intencionalmente la velocidad de conexión, situación que incrementó considerablemente la carga de estrés en los sujetos de prueba.
A medida que los voluntarios se desesperaban por no poder descargar los archivos necesarios en el tiempo indicado para rellenar los documentos, su ritmo cardíaco y presión arterial aumentaban, y también lo hacían sus niveles de estrés fisiológico”, indicó Lewis al respecto de su investigación.
Mientras tanto, otra investigación similar realizada por Ericsson ConsumerLab señaló que cuando la velocidad de internet se ve afectada el ritmo cardiaco de una persona se eleva, en promedio, un 38 por ciento; sin embargo, cuando la actividad que se pretende realizar tiene que ver con el esparcimiento, los niveles de estrés pueden incrementarse entre un 19 y un 34 por ciento.
Según revela la firma sueca, una mala conexión a internet en el celular de tus pacientes puede generarles niveles de ansiedad similares a los que se experimentan cuando deben de resolver una ecuación matemática compleja o la misma sensación de terror que al observar una película de miedo.
No cabe duda que el internet ha transformado nuestra vida radicalmente, aunque no todos los cambios han resultado igualmente benéficos para nuestra salud.