Investigadores estadounidenses han publicado un estudio en la revista “Science Inmunology” en el que han revelado que la inmunidad contra el coronavirus es mayor en los pacientes que requieren de hospitalización y que, asimismo, esta inmunidad comienza a descender un mes después de que se iniciaran los síntomas.
Dicho estudio ha revelado que los anticuerpos específicos del SARS-CoV-2, en particular los que evitan la interacción del dominio de unión del receptor de pico viral (RBD) con el receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) del huésped, pueden neutralizar el virus.
Se analizaron 983 muestras de plasma
Estos investigadores analizaron 983 muestras de plasma de 79 pacientes hospitalizados con COVID19 y de 175 pacientes ambulatorios y asintomáticos infectados. De ellos, 25 pacientes murieron a causa de su enfermedad y expresaron que “se observaron proporciones más altas de anticuerpos IgG dirigidos a los dominios de pico S1 o RBD en comparación con el antígeno de la nucleocápsida en pacientes ambulatorios que tenían una enfermedad leve frente a pacientes gravemente enfermos”.
El estudio, por otro lado, sostiene que “los anticuerpos del SARS-CoV-2 de pacientes ambulatorios y asintomáticos, incluida la IgG, disminuyeron progresivamente durante la observación hasta cinco meses después de la infección…Una comprensión más completa del papel de los anticuerpos en la enfermedad aguada por COVID19 guiará el uso eficaz de productos plasmáticos de convalecencia terapéuticos y anticuerpos recombinantes dirigidos contra el SARS-CoV-2”.
Se preguntan cuánto durarán los anticuerpos
Asimismo, los investigadores se preguntan cuánto durarán los anticuerpos provocados por la vacunación y si será necesario un refuerzo frecuente para mantener la protección. Respecto a este asunto, el estudio ha indicado que “las estrategias de vacunación actuales que se someten a ensayos clínicos difieren de la infección natural en una variedad de formas, incluido el método para generar o introducir antígenos virales en el cuerpo, el sitio de exposición y la presencia de adyuvantes”.
Por último, la investigación concluye que “un estudio más detallado de la generación de poblaciones en células B de memoria, células plasmáticas de vida corta o larga y memoria de células T para el SARS-CoV-2, así como otros coronavirus, debería comenzar a aclarar algunos de estos puntos mecánicos clave”.