En 2016 el Instituto Nacional de Geriatría calculó que existían alrededor de 800 mil personas en México que padecían de Alzheimer. En estos dos últimos años, la asociación Alzheimer México calculó que la incidencia de esta enfermedad ha sumado ya 900 mil casos; pero dentro de otras tres décadas, bien podrían sumarse 6.5 millones de personas en el país con esta condición.
Recientemente, un estudio realizado por investigadores de Baltimore y publicado en la revista Sleep afirmó que la somnolencia frecuente en adultos, particularmente durante su jornada laboral, podría ser un factor de riesgo para el desarrollo del Alzheimer. De hecho, podría aumentar su riesgo en hasta 2.5 veces en un periodo de 15 años.
La información fue obtenida del Estudio Longitudinal de Envejecimiento en Baltimore, particularmente el subestudio encargado de neuroimagenología. De acuerdo con los resultados, las personas con una mala calidad de sueño en las noches (y por tanto tendían a quedarse dormidos durante sus horarios de trabajo) tenían depósitos cerebrales de beta-amiloide hasta tres veces más altos, un elemento característico en la incidencia de Alzheimer.
Adam P. Spira, investigador principal del estudio y miembro de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg, afirmó que a raíz de los descubrimientos de su equipo, el descanso podría convertirse (junto con la dieta, la actividad cognitiva y el ejercicio) en un factor indispensable en la prevención del Alzheimer. Afirmó que, sus resultados ponen una mayor importancia en las terapias de sueño para evitar enfermedades crónicas.
Todavía no sabemos por qué se produce esta asociación [entre el sueño y la acumulación de beta-amiloide]. Una posibilidad es que la somnolencia diurna por sí misma pueda causar la formación de la proteína en el cerebro. Sin embargo, no podemos descartar que las placas amiloides presentes en el momento de la evaluación del sueño causaron somnolencia.
Más adelante en la semana se celebrará a escala internacional el Día Internacional del Alzheimer. Esta fecha fue instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Alzheimer’s Disease International (ADI) en 1994 con el fin de crear consciencia en todo el planeta sobre la incidencia de la condición, las formas para prevenirla y los avances médicos en la materia.