Los niños requieren de cuidados y observación continua. Ya que, patologías como los tumores cerebrales, en muchas oportunidades son difíciles de diagnosticar a simple vista. Sin embargo, su tratamiento se verá influenciado por el tipo, tamaño y ubicación donde se encuentre.
Por tanto, es importante detectar, evaluar y precisar los riesgos en una etapa temprana, para que de esta manera se logre implementar técnicas que detengan su propagación. A la vez que, se consiga paliar en forma eficiente la sintomatología, regalándole al infante y su familia calidad de vida y bienestar.
Causas desconocidos riesgos inminentes
La genética, se convierte en un riesgo inminente para desarrollar cualquier tipo de enfermedad. Sobre todo, porque La causa de los tumores cerebrales primarios se desconoce, aunque en algunas oportunidades se asocian a otros síndromes que pueden destruir directamente las células o provocar un daño indirecto en los tejidos y estructura del cerebro.
No obstante, la sintomatología inicial de un tumor cerebral benigno o cancerosos puede llegar a ser muy imprecisa, pero, hay signos de alerta que deben ser atendidos por los profesionales de salud, como un dolor de cabeza persistente, calambres, balbuceo, falta de equilibrio, debilidad y cambios de comportamiento. Además, los problemas de visión, vomito, presión en la cabeza y convulsiones, se convierten en signos visibles de que algo no anda bien y debe ser tratado con urgencia. (Mayoclinic, s.f.) .
Astrocitomas o gliomas. Son los tumores cerebrales más frecuentes en niños de 5 a 8 años de edad. Se puede formar en el cerebro o en la medula espinal provocando debilidad y discapacidad en la zona afectada. Así mismo, llega a desarrollar células tanto benignas como malignas, que a través de un examen exploratorio y pruebas diagnósticas del encéfalo y el sistema nervioso se hará visible, para efectuar un tratamiento que incluye la extirpación quirúrgica. (Martinez, Garcia, & Garaizar, s.f.)
Ependimoma. Es uno de los tipos de tumor cerebral más comunes en niños en edad temprana, bebes y niños menores de 2 años. Afecta las células ependimarias del cerebro y de la médula espinal, afectando el flujo normal del líquido cefalorraquídeo y diseminando las células cancerosas a otras regiones a través de él. La extirpación es el tratamiento más adecuado, si no están involucrados otros órganos. (Villarejo & Martinez, 2012)
Meduloblastoma. Aparece frecuentemente antes de los 10 años de edad, afectando el cerebelo con células cancerosas malignas, con la posibilidad de extenderse a otras áreas del cerebro y el sistema nervioso, llegando a ser muy incapacitante. La torpeza, dolores de cabeza y dificultad para hablar son signos muy notorios y la cirugía se convierte en la alternativa más definitiva, antes de que se irradie a otros órganos.
Las pruebas diagnósticas más utilizadas para detectar un tumor cerebral pediátrico son la tomografía computarizada y la resonancia magnética. Y aunque la extirpación es el método más manejado, la terapia con rayo de protones, ha tomado mucha fuerza en los últimos tiempos. Ya que, se puede emplear cuando aún las células no se han expandido a otros órganos, minimizando el riesgo de daños colaterales (medlineplus, s.f.)