Durante décadas, Estados Unidos ha sido considerado como el país con el mayor número de asesinatos causados por armas de fuego en el mundo, situación que por desgracia se ha incrementado en los años más recientes y cada vez resulta más evidente el problema, como sucedió el pasado domingo cuando un hombre arremetió contra una serie de personas que se encontraban reunidas en una iglesia en Texas; sin embargo, ante la gravedad de lo vivido, Donald Trump, mandatario del país, declaró que todo se debe a un problema de salud mental de las personas y no del control de armas.
Al respecto, el incidente se ocasionó el pasado domingo al medio día cuando un hombre llamado Devin Kelley, de 26 años de edad, arribó armado a una iglesia localizada en la comunidad de Sutherland Springs y, aparentemente sin motivo alguno, abrió fuego contra las personas que se encontraban reunidas en el templo, lo que culminó con el asesinato de 26 personas y más de una veintena de heridos, varios de los cuales permanecen en terapia intensiva.
Derivado de lo anterior, Trump, quien actualmente se encuentra de gira por Asia, declaró que el problema se ocasionó por un problema de salud mental.
Me encuentro profundamente conmovido por lo sucedido y ya he emitido órdenes para que se analice la situación a fondo, aunque desgraciadamente hay que aceptar que existen muchas personas con problemas mentales en el país, pero en definitiva lo ocurrido el pasado fin de semana no tiene ninguna relación con el control de las armas de fuego.
Mientras tanto, las autoridades continúan investigando los motivos que llevaron a Kelley, quien fue abatido durante el tiroteo por un oficial de la policía local, a realizar un asesinato de este tipo.