Los colaboradores, pilares del consultorio, influyen en el rendimiento de tus operaciones. Por ello, los procesos de reclutamiento deberían ser exigentes y específicos, para asegurar que las personas nuevas sean la mejor opción disponible y contribuyan a construir un mejor ambiente.
Sin embargo, no faltará la ocasión en la que un mal empleado llegue y empiece a colaborar en tu consultorio. Este tipo de incidentes no solo amenazan con infectar un buen ambiente de trabajo, también reducen tu productividad y perturban la jornada de trabajo de todo tu personal. Con estos pasos, podrás evitar que los reclutas poco deseables le hagan daño a tu negocio:
Evita que los malos empleados se presenten
Alejar a personas que no son correctas para tu consultorio empieza desde la misma comunicación externa de tu negocio. Si en tu página web, redes sociales y demás perfiles o canales de difusión transmites con fuerza tus valores organizacionales, es más probable que atraigas la atención de personas afines a tu compañía y jamás se le cruce a empleados indeseables.
Esto también debe aplicar para los actuales colaboradores de tu consultorio. Si tu personal se siente identificado con tu negocio, extenderán la visión organizacional en los círculos correctos.
Diseña formas para prevenir su entrada
Muchos líderes se enfocan en habilidades o experiencia laboral, en lugar de cultura y valores. Sin embargo, es importante que siempre podrás entrenar a un colaborador emocionado de trabajar en tu consultorio, pero es poco probable que cambies la actitud de un prodigio desinteresado.
Una consecuencia de este enfoque es que la comunidad de tu consultorio, para las personas con las que resuenen tus valores, resultará todavía más atractiva. Esto significa que tanto los prospectos malos como los buenos se esforzarán más por entrar y trabajar para ti.
Saca del consultorio a quienes consigan pasar
Cuando una persona no pertenece a una organización destacará de entre el resto, particularmente si todo tu personal vive y disfruta de tu cultura organizacional. En ese momento, es necesario confirmar si verdaderamente pertenecen a tu consultorio o, en caso contrario, abandonar su trabajo.
Incluso si no son malas personas, un empleado que no es correcto para el consultorio debe irse para no entorpecer tu ritmo de trabajo. En estos raros casos, procura hablar con estas personas, transmíteles tu decisión, las razones detrás de ella y ayúdales a encontrar una organización más adecuada a sus valores.
