En la actualidad, la violencia se ha normalizado a tal grado que los habitantes de distintas partes en la República Mexicana han debido tomar cartas en el asunto, sometiendo su actuación y decisiones a una serie de postulados para salvaguardar su integridad física. Tal es el caso del transporte público, una opción que millones de mexicanos se ven forzados a utilizar con toda la serie de complicaciones que ello implica.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2016, el transporte público ocupa la segunda posición como uno de los espacios más inseguros que hay en México, solo por detrás de la estancia en el cajero automático.
ENVIPE 2016
Por esa razón, en el equipo editorial de Saludiario, recopilamos la experiencia de los cientos de usuarios del transporte público por vía terrestre para presentar a nuestro público tres estrategias de seguridad para su implementación a la hora de utilizar esta importante vía de comunicación.
Tres estrategias de seguridad para el transporte público
Objeto del delito
Lamentablemente vivimos es un espacio donde de un momento a otro nos podemos convertir en el objeto del deseo de un delincuente para perpetrar su cometido. Por esa razón, es necesario no ser un potencial agraviado dejando de lado joyas, alhajas e incluso grandes sumas de dinero. Reconocer que en un instante usted se puede convertir en el objeto del delito, es darse cuenta de que podemos perder algo en el camino. Preferible que sea algo material y no la vida.
Planifique su trayecto
Planee su ruta con anticipación. Determine en dónde abordará y en dónde descenderá del transporte. Lleve listo el dinero necesario para su pago, con lo cual no mostrará su cartera. Seleccione estaciones o paradas que no estén desoladas o mal iluminadas. Si utiliza el metro, adquiera oportunamente sus boletos en horas no pico.
Principio de máxima publicidad
En Derecho, hay un principio que se conoce como “de máxima publicidad”, que hace referencia a que todo acto, resolución o sentencia debe estar disponible para su observancia en todo momento. En ese contexto, utilizar el principio de máxima publicidad en nuestro transcurso a través del transporte público puede ser una alternativa que nos sea de gran utilidad en el futuro inmediato.
Camine por calles transitadas, donde halla mucha luz e incluso donde se alcancen a identificar algunos negocios. Esta operación limita la actuación del delincuente al sentirse como un agente potencialmente observable al momento de cometer algún delito.
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