Las inyecciones de botox son uno de los procedimientos estéticos más comunes a los cuales se somete la gente hoy día; sin embargo, esto no quiere decir que sea seguro, pues un reciente estudio ha confirmado que la toxina del botulismo no se limitaría a la zona de la inyección, sino que podría expandirse por libremente por el cuerpo.
Cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó las inyecciones de botox en 2002, lo hizo bajo el entendido de que los elementos inyectados dentro del cuerpo humano permanecían en la zona de la inyección; sin embargo, para 2009 la propia FDA advirtió que algunas investigaciones habían demostrado que la toxina del botulismo podría extenderse más allá de la zona a tratar, temor que ahora parece confirmarse.
De acuerdo con un estudio llevado a cabo en la Universidad de Wisconsin Madison, y cuyos resultados fueron publicados en la revista Cell Reports, los efectos del botox no se limitan a la zona inyectada, sino que se presentan en cualquier otra parte del cuerpo y con la misma intensidad.
“Cada vez que una fracción de la toxina actúa de forma local (en la zona inyectada), otra fracción actúa a distancia”, así lo señaló el profesor Edwin Chapman, experto en neurociencia en la Universidad de Wisconsin Madison, quien aseguró además que los resultados de su investigación son contundentes e inequívocos.
Aunque el científico aseguró que los efectos del botulismo en otras partes del cuerpo se presentan en cada una de estas inyecciones, indicó que hasta el momento se desconoce qué tan lejos de la zona inyectada puedan viajar estas toxinas, aunque cree que dependerá de la dosis inyectadas así como otros factores que dependen de cada paciente.
Se calcula que únicamente en 2015 el botox reportó ganancias por 2 mil millones de dólares a nivel mundial, siendo uno de los productos favoritos de los adictos a las cirugías cosméticas debido a su corto tiempo de administración y nulo tiempo de recuperación.
Ahora sólo resta hacer más pruebas para conocer el alcance y perjuicios que estos “residuos” podrían provocar a la larga en los pacientes y ver si son suficientes como para retirar del mercado un producto con tan alta demanda y generación de capital.