Investigadores británicos encontraron que el popular videojuego de la década de 1990, Tetris, tendría efecto terapéutico sobre personas afectadas por eventos traumáticos, como accidentes.
Sonidos e imágenes pueden aparecer de forma espontánea en la mente de quienes han sufrido un evento traumático causando angustia, de modo que los científicos decidieron averiguar si una intervención postraumática con videojuegos podría reducir su expresión.
A partir de la hipótesis de que las memorias sensoriales podrían reducirse con intervención conductual, se hizo un ensayo aleatorio para probar si el juego (relativamente simple por requerir que se formen líneas con bloques de colores) interrumpía la consolidación de los recuerdos prejudiciales.
Fue en el servicio de urgencias médicas de Reino Unido donde personas ingresadas en shock tras sufrir accidentes de tránsito se dividieron en dos grupos, uno que jugaría Tetris en una consola de Nintendo en sesiones de 20 minutos diarios durante una semana, mientras el otro debía tratar de controlar la expresión de las memorias sensoriales durante igual lapso.
Al comparar el número de recuerdos intrusivos ente los grupos, los investigadores encontraron que el tiempo dedicado al juego fue suficiente para distraer la mente de las personas y frenar las imágenes y sonidos pues, en general, mostraron menos memorias del evento en comparación con el otro grupo de sujetos, motivo por el que consideraron justificada la eficacia de una terapia postraumática basada en este juego, si bien reconocieron que es necesario un ensayo más amplio en tiempo para detectar las diferencias, por ejemplo, a un mes.
El trabajo publicado en Nature indica que involucrarse después de un trauma en tareas visuales muy exigentes puede ayudar a “interrumpir la memoria almacenada de una manera demasiado viva”.
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