A lo largo de los últimos dos años existe un término que se ha repetido de manera constante. Se trata del ARN mensajero porque se trata de una innovación que contienen algunas de las vacunas contra la Covid-19 como la de Pfizer. Aunque lo cierto es que se trata de una alternativa que también sería de utilidad en el combate de otras enfermedades de gravedad como el cáncer.
Todo esto tiene como sustento que añadir la terapia con ARN mensajero mejora la respuesta a la inmunoterapia contra el cáncer en los pacientes que no respondieron al tratamiento de acuerdo con un nuevo estudio de Mayo Clinic.
La inmunoterapia utiliza al sistema inmunitario para prevenir, controlar y eliminar el cáncer. El estudio se publicó en Cancer Immunology Research, revista de la Asociación Americana de Investigación sobre el Cáncer.
¿Cómo funciona?
Al respecto, el Dr. Carlos Vargas, Radio-Oncólogo de Mayo Clinic, señala que la población se familiarizó con el término ARN mensajero y su acrónimo ARNm durante la actual pandemia. Las vacunas de este tipo funcionan contra la COVID-19 porque instruyen a las células corporales a producir una proteína que desencadena una respuesta inmunitaria contra el virus.
La tecnología del ARN mensajero es interesante también para los investigadores y médicos oncológicos. Esto es debido a que uno de los mayores obstáculos en el tratamiento contra el cáncer es la baja tasa de respuesta en los pacientes que reciben inhibidores de los puntos de control inmunitario para impedir que la respuesta inmunitaria sea tan fuerte que destruya las células sanas del cuerpo.
“Descubrimos que al introducir ARN mensajero dentro de las células inmunitarias, se logra producir proteínas útiles que mejoran la actividad antitumoral, pero que no intentan cambiar el genoma mismo. Este método quizás podría aplicarse en todo el ámbito de la medicina para convertir la información obtenida con la secuenciación unicelular de ARN en terapias basadas en ARN mensajero”, comenta el Dr. Haidong Dong, investigador oncológico en Mayo Clinic.
Resultados esperanzadores
A fin de realizar el estudio, lo primero que Dr. Dong y su equipo hicieron fue producir en el laboratorio una proteína del sistema inmunitario (un anticuerpo monoclonal) capaz de detectar el nivel proteico en los tejidos tumorales. El propósito era determinar si en ciertos pacientes, las células inmunitarias que reaccionan ante el tumor tenían un nivel proteico adecuado, como un posible biomarcador para esta intervención terapéutica.
“La terapia actual con inhibidores de los puntos de control inmunitario no beneficia a la mayoría de los pacientes con cáncer avanzado; pero nuestro estudio provee una forma de detectar este problema y, además, una terapia basada en el ARN mensajero para solucionarlo”.
Después, los investigadores emplearon tecnología de nueva secuenciación, que hace posible el cambio basado en el ARN mensajero dentro de las células inmunitarias primarias. Identificaron el gen diana en conjuntos de datos de secuenciación unicelular de ARN y, luego, hicieron una prueba funcional para validar el papel que desempeña el gen diana en la eliminación de las células tumorales mediada por las células inmunitarias mejoradas.
El análisis mostró un punto débil en las células T de los pacientes que no respondieron a la inmunoterapia. Las células T son aquellos glóbulos blancos que desempeñan una función importante en el sistema inmunitario, porque atacan a las células cancerosas e impiden que el cáncer se disemine a otros lugares del cuerpo. Los investigadores desarrollaron una estrategia basada en el ARN mensajero a fin de mejorar la respuesta de las células T a los inhibidores de los puntos de control inmunitario en los pacientes que no respondieron al tratamiento.
Según dice el Dr. Dong, el estudio representa un nuevo método traslacional para aprovechar la información obtenida en estudios de secuenciación unicelular de ARN y convertirla en terapias de uso clínico basadas en ARN mensajero.
Entre los objetivos de las futuras investigaciones está optimizar las pruebas de detección proteica en los tejidos tumorales de los seres humanos. Eso permitirá determinar cualquier correlación existente con el pronóstico del cáncer y con la respuesta a la inmunoterapia, además de explorar una plataforma para usar ARN mensajero en la terapia con células T.