El 2020 ha cambiado drásticamente la manera en que trabajamos. Muchos hemos tenido que organizar oficinas en casa, tener juntas por zoom y estar alejados de nuestros colegas la mayor parte del tiempo. En el caso de los médicos y cirujanos, nuestras consultas han pasado de ser completamente presenciales a recurrir a la telemedicina, asesorando a nuestros pacientes por medio de videollamadas. Esta herramienta se ha vuelto una opción clave para seguir procurando la salud de nuestras comunidades, independientemente del color del semáforo epidémico.
Es importante tomar en cuenta que practicar la telemedicina no se trata solamente de dar consultas y monitorear de la salud de los pacientes a distancia. También es importante conocer las opciones administrativas que ésta presenta. Para que la medicina a distancia alcance su verdadero potencial es importante que se fortalezcan los ámbitos de la telegestión y la teleadministración.
Existen diversas formas de incorporar herramientas de telegestión a la medicina. En términos técnicos, este concepto ha sido utilizado para referirse a varios temas, desde el acceso remoto a ciertos equipos de cómputo, hasta la coordinación de personal médico a la distancia.
La telegestión sirve para tener acceso a una variedad de medios en distintas ubicaciones y poder atender emergencias desde la distancia. Además, en un país como México, en el que no toda la población tiene acceso a algunos servicios médicos o especialidades, la telegestión nos ayuda a llegar y dar atención a más mexicanos, en cada rincón de la República.
Existen herramientas de telegestión que facilitan nuestra labor. Algunas están enfocadas en dar acceso remoto a historiales clínicos, lo cual es mucho más eficiente si un médico necesita transferir el caso de un paciente en condición crítica a otro cirujano sin que haya una pérdida de información de por medio.
Por otro lado, existen herramientas de telegestión que nos ayudan a mantenernos en constante comunicación y contacto con nuestros pacientes, proveedores y equipos. Éstas pueden ser tan sencillas como un Zoom o Whatsapp, o nos pueden ayudar como medios de administración de casos más complejos, como Mondays, Slack, etc.
Las tecnologías de telegestión también representan un beneficio importante para la salud pública, pues es útil para darle seguimiento a todo tipo de programas, desde campañas preventivas contra problemas como la desnutrición y el dengue, hasta el establecimiento de protocolos quirúrgicos.
Además, es fundamental establecer herramientas y procesos específicos para el trato administrativo con pacientes: agendar y confirmar citas, medios de pago, facturar, etc. Éstas pueden facilitar un ámbito a veces tedioso del trabajo, y ayudarnos a ser más efectivos. Y no debemos de pasar por alto que este tipo de tecnologías también nos dejan más tiempo para que la medicina se enfoque estrictamente en el cuidado de los pacientes.
No podemos negar que la telemedicina llegó para quedarse. Aprovechemos todas las ventajas que ésta nos trae, usémosla para establecer redes estratégicas de comunicación y para llegar a más gente que necesita atención médica en todo el país. Finalmente, adoptar estas nuevas tendencias puede ayudarnos a fomentar una relación más estrecha con nuestros pacientes y a brindarles una atención cada vez más completa y personalizada.