La tanatología es una herramienta de gran utilidad para el personal médico que tiene la difícil tarea de transmitir malas noticias a sus pacientes. Por desgracia es una situación que ocurre con demasiada frecuencia y siempre es importante saber utilizar el lenguaje y las emociones.
Nadie quiere recibir la noticia de la muerte de un ser querido pero es una realidad que en cualquier momento puede pasar. Este tipo de situaciones pueden provocar graves daños a nivel psicológico que después pueden prolongarse a la parte física.
¿Qué es la tanatología?
A grandes rasgos es una disciplina que se enfoca en establecer, entre el enfermo en tránsito de muerte, su familia y el personal médico que lo atiende, un lazo de confianza, seguridad y bienestar. También busca propiciar una muerte digna y en paz en el caso de personas con enfermedades terminales.
Con esto en mente, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dio a conocer que brinda apoyo a través de la tanatología a sus derechohabientes. Es un complemento a los métodos basados en la ciencia y con el que se busca no dejar descuidada la parte emocional.
El personal de Trabajo Social que labora en Unidades de Medicina Familiar (UMF) y en hospitales de Segundo Nivel de atención ayudan a los pacientes y a sus familias a superar estas adversidades.
“Cuando un familiar o un paciente enfrenta una situación difícil como es la pérdida de la vida, el personal de Trabajo Social se ocupa de ellos a través de educación individualizada o en grupos”, explicó Eduardo Sánchez Correa, jefe de Trabajo Social en el Órgano de Operación Administración Desconcentrada (OOAD) Ciudad de México (CDMX) Sur.
En el caso del Primer Nivel de atención, se cuenta con estrategias educativas de promoción de la salud, en tanto que en hospitales se desarrolla el proceso sustantivo de educación, ambos enfocados en ayudar a las personas a reintegrarse a sus actividades diarias después de haber tenido alguna pérdida significativa.
Asimismo, con el apoyo del personal de Psicología se refuerza en familiares y pacientes a superar los sentimientos de pérdida.
En ese tenor, es importante recalcar que el desgaste físico y emocional afecta tanto a la familia como al paciente, y ambos viven de manera distinta el duelo. Este tipo de personas encuentran en la tanatología un gran auxiliar.
El jefe de Trabajo Social abundó que la asistencia tanatológica permite preparar al paciente con enfermedad terminal y a su familia a despedirse, superar culpas, reconciliarse, redactar su voluntad anticipada, el testamento, perdonar y pedir perdón.
¿Para qué tipos de duelo funciona la tanatología?
- Duelo normal: Se experimenta dentro de los parámetros que regularmente han quedado estipulados, que pueden durar de entre seis meses y dos años, todo dependerá de cada persona y factores como el ambiente emocional y mental en el que se encuentre. Se espera que dentro de este periodo haya altibajos emocionales aunque paulatinamente podría conseguir la sanación.
- Duelo patológico o crónico: Aquí el doliente puede experimentar ciertas circunstancias que le obstaculizan para que pueda sanar su duelo en el tiempo que regularmente se tiene estipulado. Queda suspendido en el dolor, no logrando trascender la pérdida de su ser querido.
- Duelo anticipado: Se puede llamar así cuando se tiene la oportunidad de experimentar un duelo donde hay tiempo de poner en orden de cierta manera la pérdida que se podría estar a punto de vivir. Por ejemplo, la próxima pérdida de un ser querido, suceso del cual nos enteramos y tenemos la oportunidad de enfrentarlo antes de que suceda.
- Preduelo: En este caso el duelo viene cuando nuestro ser querido que se encuentra vivo pero que por alguna enfermedad ha desaparecido el ser que nosotros conocíamos y nos encontramos ante un ser que realmente ya no es nuestro ser querido.
- Duelo inhibido o negado: Al pasar por la negación del duelo no nos permitimos vivir realmente la experiencia de la pérdida y podemos encubrir el dolor mediante una positividad artificial que trata de esconder la aflicción por la que se está atravesando por causa del evento que se ha vivido.