Mucho se menciona que un abrazo puede dar tranquilidad a la persona que atraviesa por un problema; sin embargo, ¿hasta dónde puede reconfortar en una situación de este tipo el abrazo de un médico?, ¿debe un profesional de la salud abrazar a sus pacientes?
Un reciente informe del MDU, (organización de defensa médica del Reino Unido) aconseja a los médicos no abrazar a sus pacientes debido a “posibles problemas que ocasionaría al facultativo”.
Aunque actualmente la empatía en la relación médico-paciente está muy de moda, dicho organismo advierte de los “peligros” de llevar más allá los límites al tratar de consolar a los pacientes con un abrazo.
Al respecto, la consejera médico legal de la MDU, Ellie Mein, señala que, si bien los médicos deben tener la capacidad de “consolar y ofrecer compasión humana, deben ser conscientes de que el contacto físico puede ser malinterpretado por muchas personas
El reporte menciona que esta situación podría ser calificada como un “error de interpretación entre ambas partes, especialmente “si se combina con otras palabras o acciones que el paciente pueda considerar inapropiadas“.
Los médicos necesitarán hacer un juicio basado en la situación y su conocimiento del paciente. También se deben analizar otros factores, como el sexo y la edad del médico y del paciente”, expresa el MDU, quien advierte que las denuncias por agresiones “de todo tipo” están proliferando a nivel global.
Es mejor que los médicos sean cautelosos. Sabemos que los abrazos están destinados a consolar a un paciente, pero pueden malinterpretarse y es mejor evitarlos. Lo mejor es ofrecer un apretón de manos y una sonrisa.
Tales declaraciones estarían ligadas al movimiento global #MeToo, a raíz de las acusaciones de abuso y acoso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
Bajo este contexto, en el ámbito de la medicina dicho movimiento ha tenido algunas repercusiones. Un ejemplo es el del médico estadounidense Venkatesh Sasthakonar, de 44 años, quien originalmente fue acusado de estrangular a una enfermera, en el Hospital Meadow, en Nueva York, Estados Unidos, supuestamente por haber administrado erróneamente un medicamento. Sin embargo, gracias a las pruebas proporcionadas, Bruce Barket, abogado del cirujano, informó que la denuncia de la enfermera se “caía por sí sola”, pues las cámaras de vigilancia y los testigos no corroboran la supuesta agresión.
Esta es la otra cara del #MeToo, que crea una atmósfera difícil para quien es acusado falsamente”, dijo el abogado.