Los mosquitos son uno de los vectores más peligrosos para el sector salud. No solo hay millones de ejemplares en una zona determinada. Además, son el vehículo perfecto para la transmisión de infinidad de virus y bacterias. En zonas calurosas, se han convertido en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades. Y por ello, se buscan soluciones para reducir su peligrosidad.
Una posible opción serían los fármacos para adelgazar. Así lo sugiere un equipo liderado por la Universidad Rockefeller en la revista Cell. Los investigadores encontraron que las sustancias que modifican el apetito en humanos también sirven en mosquitos hembra. Así, se reduce el impulso de los insectos a alimentarse y, por lo tanto, picarían con menor frecuencia a otros animales.
Hormonas humanas para enfrentar mosquitos
Leslie Vosshall y Laura Duvall, coautoras del estudio, apuntaron con su investigación está aún en etapa temprana. Reafirmaron que los fármacos para adelgazar alteran el funcionamiento hormonal de los mosquitos. Para sus resultados, probaron la sustancia en ejemplares de Aedes aegypti. Estos insectos, una vez que consumen sangre humana, no vuelven a picar por varios días.
[Esta especie necesita de proteínas humanas, presentes en la sangre, para poner sus huevos]. Se trata de una especie de súper-banquete de Acción de Gracias. [Pero con la administración de los fármacos, se les hace creer que están llenos sin haber consumido nada]. Nos sorprendió que las mismas sustancias para regular el apetito en humanos funcionaran también en mosquitos.
Se administró la droga, que se afecta los receptores de neuropéptidos Y (NPY), mediante una solución salina. Después, se midió el interés de los mosquitos por picar a los seres humanos con 2 modelos. En el primero Duvall usó una tela con tiempo suficiente para que se impregnara de su olor corporal. En el segundo se utilizó una rata, para saber si picarían a un ser vivo.
Ambos modelos mostraron que los mosquitos tenían un interés mucho menor en alimentarse. En el futuro próximo, los investigadores desean diseñar un nuevo fármaco. Éste se enfocaría en un neuropéptido específico que solo afecte el apetito en los insectos y no en humanos. Por el momento, se tienen 9 potenciales receptores. Si este método resulta exitoso, podría administrarse en el entorno natural a través de trampas de azúcar. Sin embargo, esta posibilidad aún es incierta.