Todos los días ocurren casos médicos impresionantes que nos dejan pensando. En esta ocasión, un hombre estadounidense que estuvo en cama durante once años, encontró su propia cura.
¿De quién se trata?
Se trata de Doug Lindsay, quien a sus 21 años comenzó a sentir un malestar que le provocó un desmayo.
Luego se agregaron otros síntomas intensos e intratables: su corazón estaba acelerado, se sentía débil y con frecuencia se mareaba. Además, podía caminar solo unos 50 metros a la vez y no podía permanecer de pie por un tiempo prolongado.
11 años en una cama
Así, pasó los 11 años siguientes de su vida postrado en la cama de un hospital afectado por la dolencia, la cual los profesionales que lo atendieron no podían distinguir.
Sin embargo, el hombre no se rindió y se estableció un propósito: conseguir él mismo la solución a su problema.
Puso manos a la obra
Ante este panorama desalentador y lejos de sumirse en la depresión de cama, decidió investigar lo que le ocurría con la esperanza de poder encontrar una solución. Por ello, consultó a especialistas de endocrinología; neurología; medicina interna y otras especialidades.
Sin embargo, no podía avanzar mucho y se dio cuenta de que si quería encontrar una cura, tenía que crearla.
¡La primera pista!
En un viejo libro, descubrió la primera pista de su enfermedad cuando halló párrafos que hablaban de trastornos suprarrenales que podrían reflejar trastornos de la tiroides.
Entonces, se concentró en sus glándulas suprarrenales y llegó a plantear la hipótesis de que podría haber toda una clase de trastornos del sistema nervioso autónomo distintos de los ya conocidos por los endocrinólogos o los neurólogos.
Sumado a lo del libro, en la página web de la National Dysautonomic Research Foundation, se topó con expertos se dedicaron a estudiar trastornos similares al que él y su familia padecían. Si bien ninguna de las que allí se estudiaban coincidían del todo con sus síntomas, Lindsay consiguió que un científico trabajará con él.
Sobre su teoría
El hombre sospechó que su cuerpo producía demasiada adrenalina y decidió tomar Levophed, una inyección de norepinefrina, que contrarresta los síntomas creados por la excitación. Así, logró persuadir al doctor Cecil Coghlan para que reutilizara el medicamento y pudiera recibirlo las 24 horas del día, los siete días de la semana durante seis años.
De este modo pudo estabilizar su salud y permanecer de pie por un tiempo
Lindsay sospechó que su cuerpo producía demasiada adrenalina y decidió tomar Levophed, una inyección de norepinefrina, que contrarresta los síntomas creados por la excitación.
Un examen en 2006 mostró que sus glándulas suprarrenales “brillaban intensamente”, algo anormal pero consistente con su nueva teoría sobre la enfermedad que había heredado.
Lindsay, su madre y su tía sufrían de hiperplasia medular suprarrenal bilateral, lo que significa que sus glándulas suprarrenales estaban agrandadas y actuaban como tumores y producían demasiada adrenalina, algo que en todo el mundo sólo se reportó en 32 personas.
El camino a la cura
Ya con el diagnóstico preciso, dedujo que la cura se podía dar si se cortaba parte de sus glándulas suprarrenales, algo como abrir un huevo cocido y quitar la yema. Si lo hacía, su salud mejoraría. A pesar de todo el esfuerzo, tuvo que persuadir a un cirujano para que realizara una cirugía nunca antes vista. Los riesgos eran muchos: si todo salía mal y Lindsay moría, el médico que le practicara la cirugía —que antes solo se había realizado en perros y gatos— perdería su carrera. Por esto, finalmente llegó a una conclusión audaz. “Si no hay una cirugía”, decidió, “voy a hacer una”.
La cirugía que le cambió la vida
Para 2012 se sometió a una segunda cirugía en la Universidad de Washington, con el fin de extirpar la médula espinal de la otra glándula suprarrenal. Tres semanas después de esa cirugía, logró caminar y viajar por el mundo.
Lindsay hoy tiene 41 años, todavía toma nueve medicamentos diariamente y no está en perfecto estado de salud, pero puede caminar y ayudar a otros como él. “No se puede recuperar el pasado, pero puedo viajar y dar discursos y dar paseos. Y puedo tratar de cambiar el mundo”, concluyó.
Con información de CNN.
Notas relacionadas:
¡Bebé nace con tres penes! Es el primer caso de trifalia en la historia
Los casos más raros que han atendido los médicos en Urgencias, ¿a ti cuál…
México registra primer caso grave de trombosis asociado con vacuna AstraZeneca