La actual pandemia de Covid-19 todavía no termina pero ya ha dejado varias enseñanzas. Una de las más importantes es acerca del sistema de salud mexicano porque durante décadas permaneció en el olvido. La falta de inversión ha provocado severas consecuencias que hoy se pueden observar. Pero además también se debe reconocer que, a pesar de los pocos recursos, los doctores y demás elementos cumplen con sus funciones para atender a los pacientes.
Al respecto, la organización Frente a la Pobreza elaboró un estudio sobre el tema. Lo que es que no se cuenta con las posibilidades para garantizar el acceso efectivo a todos los mexicanos. Como consecuencia, en años recientes se ha incrementado el gasto de bolsillo en salud por la falta de atención o recetas no surtidas efectivamente.
Incremento en carencia de acceso a servicios de salud, mayor para los más pobres
El estudio señala que en los últimos años la carencia de acceso a la salud se incrementó del 16 al 28%. Actualmente hay 35 millones de personas sin afiliación a servicios de salud. La situación de las mujeres es más grave: 16 millones de mujeres están excluidas del sistema. La desigualdad en el acceso a la salud y a la seguridad social están directamente relacionados con la condición de pobreza. El 98% de las personas en pobreza extrema (10.8 millones de personas, según Coneval) carecen de acceso a la seguridad social y 57% carece de acceso a servicios de salud.
El acceso a la salud condicionado al trabajo no está funcionando y resulta excluyente para la mayoría. El 61% de la población ocupada carece de afiliación a la seguridad social, son 34.5 millones de personas, casi en partes iguales, la mitad forman parte de la informalidad laboral, pero la otra mitad sí tiene empleos, pero sus patrones no los afiliaron.
Fluctuación en trabajos reduce el tiempo de afiliación al IMSS
En las estructuras laborales vigentes lo “de moda” es el cambio constante de empleo. Lo viven, particularmente, los trabajadores más jóvenes, pero está ocurriendo a casi todos los trabajadores. El caso es que saltar de un empleo a otro reduce su permanencia en la seguridad social porque no en todos los empleos se les afilia. El promedio de permanencia en el sistema para la generación que inició su vida laboral a partir de 1993, es de 42%. Este primer dato, significa que del total de la población que alguna vez ha tenido afiliación al IMSS, ha permanecido afiliada menos de la mitad de su vida laboral, en promedio.
En la realidad ese promedio está formado por dos extremos: 23% de personas han estado afiliadas al “sistema” más del 80% de su vida laboral. Y 55% de personas han estado afiliadas menos del 40% de su vida laboral. En los hechos esto significa que a más años laborales, menos afiliación, menos oportunidades de alcanzar una pensión digna y menos tiempo de acceso a servicios de salud del IMSS.
Sube el gasto de bolsillo
Entre 2018 y 2020, hay un aumento en el gasto de bolsillo en salud de 44% en el conjunto de la población. Los hogares pasaron de gastar 902 pesos en 2018 en promedio trimestral en salud, a 1,267 pesos en 2020 (en pesos constantes).
El gasto de bolsillo es un indicador indirecto del acceso o más bien de falta de acceso a servicios de salud, con calidad y oportunidad.
¿Qué es el gasto de bolsillo?
Se define como gasto de bolsillo a la cantidad de recursos del ingreso familiar que se destinan a cubrir gastos de servicios sanitarios, intervenciones médicas o quirúrgicas, medicamentos, terapias y estudios clínicos, de manera directa. (INEGI, 2020). El gasto privado en salud incluye el gasto de bolsillo más el gasto por pago a “seguros de gastos médicos” y otras formas de aseguramiento privado para recibir atención médica en caso de necesidad.
Reducción de la atención
La caída en la atención en los servicios públicos ha sido dramática dentro del sistema de salud mexicano. Solo el 34% de quienes tuvieron necesidad de atención médica, acudieron a servicios públicos para recibirla. El 81% recibió alguna atención, por lo que se puede inferir que 47% que sí recibieron atención la encontraron en servicios privados.
Las personas que deben cubrir sus gastos de atención a la salud, por carecer de afiliación a un sistema público o por no contar con seguridad social constituyen el sector más vulnerable. Sin embargo, también hay personas que, aun contando con seguridad social, invierten recursos en la atención de la salud, debido a anomalías como las largas listas de espera para obtener citas, el desbasto de medicamentos o la falta de equipo para intervención, tratamiento o diagnóstico.
Junto con la reducción del número de atenciones hubo un incremento en el número y proporción de recetas no cubiertas efectivamente. Durante 2021, en el IMSS el 10.3% de las recetas, un total de 22 millones 183 mil recetas no fueron surtidas efectivamente, de ellas casi 19 millones fueron totalmente negadas. de acuerdo con datos recientes del Colectivo Cero Desabasto.
Abusos en servicios privados de salud
El gasto de bolsillo también muestra la urgente necesidad de transparentar los costos de los servicios privados y de contar con mecanismos de defensa frente a posibles abusos en los cobros.
Datos publicados recientemente por la Secretaría de Economía en la plataforma Data México muestran que los costos de la atención pueden variar mucho, e incluso ser más alto en hogares de “rango medio” (603 mil pesos por 14 días de estancia) que los de “rango alto”, que se supone son los más costosos (522 mil pesos por 19 días de estancia). También muestran que el mismo insumo puede tener variaciones dramáticas de precio de unos hospitales privados a otros, por ejemplo, de 11,700 a 22 mil pesos (en el caso del Baricitinib) o incluso de 82 mil a 127 mil pesos (en el caso de Remdesivir).