- En la actualidad se estima que hay 59 millones de personas hispanas en la Unión Americana.
- El sistema médico de Estados Unidos es uno de los más controvertidos del mundo porque tiene las instalaciones y el equipo suficiente pero no está disponible para todos.
- Durante los últimos años se han incrementado todavía más los gastos hospitalarios.
De forma común se menciona que el sistema médico de Estados Unidos es el mejor del mundo aunque también es uno de los más injustos. Aunque tiene los hospitales más avanzados y las universidades más destacadas del planeta, también tiene varias fallas. ¿Pero a qué se debe este fenómeno?
Para empezar, cuando se trata de abrirse paso en el sistema de atención de salud, la comunidad hispana en Estados Unidos tiene una gran desventaja. Las barreras de idioma y cultura contribuyen a los peores resultados entre hispanos, el grupo racial o étnico con el porcentaje más alto de personas sin seguro médico.
Por su parte, Judy Pino, quien es vocera del Independent Women’s Forum, y Kelsey Bolar, quien es analista sénior de política del Independent Women’s Forum, profundizan sobre el panorama actual que se vive en esa nación.
Los hispanos son los más desprotegidos
En primera instancia, los altos copagos y deducibles hacen que la atención de salud esté fuera del alcance incluso de los pacientes con seguro, pero en particular de los hispanos, quienes con frecuencia asumen riesgos y priorizan otros gastos, en lugar de la salud.
La mitad de los adultos hispanos sin seguro médico dicen que no han tenido una cita médica en el último año. En tanto que el 63% de ellos admiten que no podrían pagar una cuenta médica imprevista de $1,000 en 30 días.
Las causas son muchas y complejas, pero hay una solución sencilla y aceptable: la transparencia en el precio de la atención de salud.
Casi el 60% de los estadounidenses reportaron sorpresa al ver el escandaloso precio de productos médicos básicos que pensaron que su seguro cubría: $8 por una bolsa para poner sus efectos personales, $23 por un solo hisopo con alcohol; $10 por la tacita de plástico que se usa para tomar medicamentos y $53 por guantes no estériles.
A Amanda Partee-Manders, madre que recibió una cuenta de hospital de $47,091.01 tras dar a luz por cesárea, la tomó de sorpresa la serie de cargos desmesurados. Tras hacer lo imposible para recibir una cuenta desglosada, descubrió que incluían casi $4,000 por Tylenol intravenoso y $522 por atención ambulatoria, a pesar de nunca haberla recibido en ese hospital.
La Norma de Transparencia en los Precios de Hospitales de 2021, de la era de Trump, exige que los profesionales de salud revelen los precios a sus clientes en archivos legibles por computadora y una herramienta de transparencia con precios para el consumidor. Más de 6,000 hospitales deben publicar en internet sus tarifas por servicios comunes como radiografías, análisis de laboratorio y cesáreas.
Sin embargo, los cabilderos y grupos de intereses han luchado encarnizadamente para seguir confundiendo a los pacientes y mantenerlos desinformados, lo que hace que la información sea incompleta y carece de uniformidad. Después de dos años, un análisis de la entidad sin fines de lucro Patient Rights Advocate descubrió que tres de cada cuatro hospitales no han cumplido con la norma, pues alegan que “su implementación es demasiado cara”.
La transparencia en la atención de salud es uno de los pocos asuntos bipartidistas, con un apoyo público de casi 90%, pero el Congreso debe hacer más, y el gobierno de Biden debe hacerla realidad. Los miembros de la Cámara de Representantes están tomando medidas rápidas para estandarizar el proceso en todos los estados, a fin de hacer que los hospitales cumplan. Además, el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid recientemente aumentó la multa por incumplimiento de $100,000 a más de $2 millones al año por hospital.
Al codificar verdadera transparencia en los precios, los legisladores tienen la oportunidad de combatir la crisis de la costosa atención de salud y asegurar que todos los estadounidenses reciban la atención que merecen, a un precio transparente y justo. Por el bienestar de todos, es hora de acabar con el secretismo que protege al sector de salud y ser francos sobre lo que cuestan los tratamientos y servicios, de una vez por todas.
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