Tiene el rostro apoyado en una mano, mientras con la otra tamborilea distraídamente en la mesa, como si tratara de encontrar motivación. Parece completamente agotada, este cansancio se refleja en su postura y su mirada, perdida en la computadora, parece vacía, como si el solo hecho de mirar le exigiera más energía de la que tiene disponible. Así luce el Síndrome de Burnout Neurodivergente.
¿Pero, qué es?, ¿es igual que el síndrome de burnout del que hablan todos? Se parecen, pero no son iguales. El burnout entre personas neurodivergentes se manifiesta con mayor intensidad que entre las neurotípicas.
¿Por qué se genera el Síndrome de Burnout Neurodivergente?
Es consecuencia de jornadas de trabajo extenuantes, estar presionado en el trabajo más de lo normal y se manifiesta en la dificultad para gestionar tareas diarias y la tolerancia reducida a entornos estimulantes.
“Sí, todos hemos padecido el cansancio después de largas jornadas de trabajo, de los viajes interminables en el transporte público y del estrés de la oficina, pero, en el caso de las personas neurodivergentes esta fatiga se multiplica a la ‘décima potencia’ debido a la sobrecarga sensorial, emocional y cognitiva. De modo que salir a dejar a tus hijos a la escuela y platicar con otras mamás o papás, puede provocar una importante sobreestimulación que debe ser regulada”, afirma la Dra. Viry Olvera.
Las personas neurodivergentes, experimentan un constante desafío para gestionar estímulos, ya sea sensoriales, emocionales y cognitivos. Un entorno de oficina ruidoso, puede convertirse en una fuente de sobreestimulación insostenible, si no existe una adecuada regulación.
“La regulación es crucial para las personas neurodivergentes, ya que les ayuda a reducir el impacto de situaciones de estrés, evitando que emociones intensas afecten su bienestar, ni su habilidad para desarrollarse o para desempeñar sus actividades en entornos sociales o laborales. Además, el desarrollo de estrategias de autorregulación fomenta la autonomía, permitiendo que la persona se adapte y se sienta más segura al enfrentar nuevos desafíos”.
Algunas personas con diagnóstico de autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), altas capacidades intelectuales y dislexia, presentan un riesgo particular de burnout. Por su intensidad, el proceso de recuperación puede extenderse por meses o incluso años, en lugar de días o semanas.
Síndrome de Burnout Neurodivergente en cifras
Solo el 10% de la población mundial se identifica como neurodivergente, según Deloitte, una cifra que podría estar influida por factores como el estigma social y la falta de diagnóstico.
Por eso, es crucial fomentar la comprensión de esta realidad en diferentes entornos, tanto personales como laborales. Las empresas deben entender que las personas neurodivergentes tienen perfiles únicos y poseen habilidades y capacidades intelectuales destacadas. Incluir a profesionales neurodivergentes en ciertos roles puede aumentar la productividad de los equipos hasta en un 30%, indica también Deloitte.
“Imaginemos a una joven brillante trabajando en una oficina. Aunque tiene altas capacidades intelectuales, se siente abrumada por la sobrecarga de estímulos: las luces intensas, el constante ruido de fondo y la presión de ajustarse a un ritmo que no le es natural. Esta sobrecarga afecta tanto su estado emocional como su productividad, llevándola gradualmente al agotamiento, sin que nadie en la empresa logre identificarlo. Este tipo de malestar a menudo pasa desapercibido hasta que se vuelve evidente”, detalla la Dra. Viry Olvera, también conocida como @doctoraRARAA
Es esencial que las empresas reconozcan el mayor riesgo de burnout que pueden enfrentar los colaboradores neurodivergentes debido a sus necesidades particulares. Las crisis de sobrecarga sensorial, emocional y cognitiva no son simples reacciones pasajeras, son señales de un agotamiento profundo que, si no se atiende, puede tener consecuencias graves, incluyendo el riesgo de suicidio.
¿Cómo se puede prevenir?
La prevención del burnout neurodivergente comienza con un entendimiento profundo de las necesidades de estos colaboradores y la creación de un ambiente de trabajo inclusivo.
Con esto en mente, la Dra. Olvera comparte cuatro recomendaciones que las empresas pueden implementar para proteger la salud mental de sus colaboradores neurodivergentes:
- Reducción de estímulos innecesarios: Minimizar los estímulos que puedan resultar abrumadores, como luces demasiado brillantes o ruido constante. Crear espacios más tranquilos o zonas de desconexión donde los colaboradores puedan regular su nivel de estimulación.
- Flexibilidad laboral: Ofrecer opciones de trabajo flexible o remoto para reducir los factores estresantes, como los traslados largos o la presión de estar en la oficina en un horario fijo. Esto puede ayudar a las personas neurodivergentes a gestionar mejor su energía y concentración.
- Apoyo en la regulación emocional: Implementar programas de apoyo que asistan a los colaboradores en el desarrollo de técnicas que les permitan autorregularse.
- Fomento de un ambiente inclusivo: Esto implica educar a los equipos sobre las diferencias en el funcionamiento cognitivo y emocional, eliminando estigmas y promoviendo la empatía.