El sector salud puede llegar a ser un ambiente muy competitivo. De hecho, no es raro que muchos jefes decidan despedir a un colaborador en el momento que su desempeño no sea el perfecto. No solo se trata de una acción poco considerada y no muy inteligente. También presupone que no se puede mejorar la situación. De hecho, hay formas de mejorar el rendimiento de tu equipo:
1Pregunta antes de acusar
Cuando un colaborador no tiene el rendimiento ideal, la primer reacción de muchos jefes es echar pleito. Es mejor que te acerques con la persona y le pidas una autoevaluación de desempeño. En el mejor de los casos, estará de acuerdo contigo y podrán empezar a mejorar la situación. Por el contrario, si cree que su trabajo es muy bueno, comparte tus preocupaciones amablemente.
2Identifica puntos de no-negociación
Es importante que empoderes a cada colaborador. Ello significa darles la libertad para trabajar en su propio plan de mejora. También debes tener bien claro qué puntos de desempeño no pueden quedar a discreción de tu personal. Hazlos saber cuanto antes y explica por qué es crucial que se cumplan. Establece sistemas de respuesta para cuando no se logren estas metas.
3Conecta con los objetivos de tu colaborador
La motivación es un motor crucial en el desarrollo personal. Tu equipo estará más comprometido con el programa de rendimiento si sus resultados están ligados a algo que deseen. Por ejemplo, tal vez uno de tus médicos quiere tener más autonomía con los pacientes. Clarifica que, para eso, primero debe demostrar su capacidad para cumplir a la perfección con sus obligaciones regulares.
4Se específico con comportamientos puntuales
¿Cómo puede mejorar un colaborador si no sabe en cuáles aspectos debe trabajar? Evaluaciones ambiguas y observaciones poco específicas son tan útiles como no decir nada. Procura señalar eventos y actitudes exactas que sean representativas del bajo desempeño de tu personal. De esta forma, también será más fácil para ellos aceptar la urgencia de los argumentos que presentes.
5Diseñen un plan en conjunto
Una vez que tanto tú como tu colaborador estén en la misma página, es momento de poner manos a la obra. Pídele su retroalimentación y solicita que él haga el primer borrador de su estrategia de mejora. Revisa su propuesta, haz las correcciones pertinentes y establezcan tiempos de entrega. Asimismo, debes dejar en claro qué sucederá si la iniciativa no es fructífera.