El cuerpo humano está formado por billones de células, que se encargan de cubrir las necesidades vitales, al igual que, del mantenimiento de la estructura corporal. Pero, desde el momento del nacimiento estas pequeñas unidades de vida empiezan a sufrir una trasformación y desgaste, llegando en algún momento a presentar un envejecimiento celular, que inexorablemente termina en la muerte. Sin embargo, la ciencia se esfuerza por encontrar mecanismos que retarden este proceso, agregando años de vitalidad a la existencia humana.
La ciencia avanza a favor del rejuvenecimiento celular
Los factores genéticos, la alimentación, el medio ambiente y los aspectos sociales pueden alterar las células del organismo, llevándolas a un deterioro prematuro. Así mismo, el cumulo de lesiones subletales, la reducción de la fosforilación oxidativa y la lentitud en la síntesis de ácidos nucleicos, proteínas y enzimas, hacen que los nutrientes no lleguen a las células y disminuya la capacidad de reparar una lesión cromosomática, favoreciendo el envejecimiento celular. (Shideshare, 2013)
Existen muchas teorías sobre el envejecimiento celular. Una de ellas recalca la existencia de un reloj biológico genéticamente instaurado, que controla el deterioro progresivo del tejido epitelial, conjuntivo, muscular y nervioso. Otra teoría indica que este proceso se da por las lesiones moleculares y celulares, adquiridas a causa de la exposición continua a factores exógenos del medio ambiente, como las radiaciones ionizantes.
Al paso del tiempo las células pierden la capacidad de dividirse, desarrollando enfermedades y deteriorando el organismo como consecuencia directa del envejecimiento. En, pero, estudios recientes muestran que las células al nacer toman una de dos rutas nuclear o mitocondrial, como si fueran un circuito eléctrico. Dando la posibilidad de modificar el ADN, eliminando las células envejecidas y creando una nueva ruta, que beneficie la salud y la longevidad. (Investigación y ciencia, 2019)
No obstante, mientras los científicos buscan tratamientos y fármacos que modifiquen la cadena celular para retrasar el proceso de envejecimiento, debemos buscar alternativas que nos lleven a mejorar las funciones de los órganos y minimizar el deterioro de los tejidos, como parte del proceso de envejecimiento.
Hacer cambios en los hábitos de vida, se convierte en una recomendación valida. Por tanto, el ejercicio físico, consumir alimentos ricos en antioxidantes como el pescado, complementar con vitaminas antienvejecimiento como la B, disminuir la ingesta calórica, agregar grasas insaturadas como el omega3 y respetar las horas de sueño, pueden marcar la diferencia al tratar de ralentizar el envejecimiento celular.
Además, el deterioro cerebral, también es una preocupación constante de la comunidad científica, buscando alejar el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas. Por eso, despliegan algunas recomendaciones para conservar la salud mental. Dando importancia a la dieta mediterránea, controlar la tensión arterial, vigilar el peso, trabajar en el bienestar emocional, establecer patrones de actividad intelectual y cuidar las relaciones interpersonales. (Mora, 2020)
Aún existen muchas dudas sobre la posibilidad de retrasar el envejecimiento. Sin embargo, la inteligencia humana ha llegado muy lejos, dando una luz de esperanza con fármacos senoliticos, que pretenden llegar a eliminar células envejecidas, disminuyendo el impacto de la edad. Al tiempo que, promueven un estilo de vida saludable, nutriendo las células. De modo que, los órganos, el cerebro y las funciones vitales, funcionen correctamente por más tiempo.
