Los antivacunas son, ya oficialmente, una amenaza a la salud global. Una buena parte de los súbitos brotes de sarampión en el mundo pueden atribuirse a estos grupos. En su lógica, los efectos adversos de la inmunización son más riesgosos que el peligro de infección. Incluso, llegan a defender que la mejor forma de protección es “dejar que la naturaleza tome su curso”.
Pero estos ideales podrían desmoronarse rápidamente ante una verdadera emergencia sanitaria. Recientemente, autoridades en Washington emitieron una alerta por un brote de sarampión. Se tienen confirmadas decenas de pacientes enfermos. Muchos de ellos, por no haber recibido la vacuna en tiempo y forma. Pero ahora estas mismas personas acuden en masa para inmunizarse.
Clínicas en el Condado Clark, donde se concentra la mayoría de los casos, reportan un súbito aumento en la demanda de vacunas para sarampión. Entre los pacientes que las solicitan, supuestamente se cuentan individuos que previamente rechazaron la inmunización. A pesar de este inesperado fenómeno, los centros de salud afirman que podrán dar atención a todos.
El brote de sarampión que incrementó la voluntad de vacunación
Para enero de 2018, las clínicas en el Condado Clark administraron alrededor de 530 vacunas. En enero de este año, el número de inmunizaciones para el sarampión se disparó a 3 mil 150 dosis. Este volumen representa un enorme incremento de casi 500 por ciento en solo 12 meses. Centros de salud en áreas circundantes también experimentaron una demanda hasta 450 por ciento superior.
Virginia Ramos, enfermera en control de infecciones del Centro de Salud Comunitario Sea Mar, apuntó que muchos de los pacientes son bebés cuyos padres habían rechazado la vacuna. La especialista dijo a NBC estar feliz ante este inesperado fenómeno. En el área de Washington, casi 1 de cada 4 niños en edad preescolar no han sido inmunizados contra el sarampión.
La renovada demanda de inyecciones contra el sarampión corresponde al programa Vacunas para Niños. Esta iniciativa estatal provee fármacos a infantes de bajos recursos. En el brote de Washington, la gran mayoría de los casos son de jóvenes menores de 18 años. Casi todos no recibieron ningún tipo de inmunización, aunque algunos casos todavía deben ser confirmados. Solo un paciente enfermo recibió 1 de las 2 dosis recomendadas por las autoridades.