La donación de sangre es una de las actividades más importantes que existen porque puede representar la salvación para personas que requieran con urgencia una transfusión, aunque lo más destacado es cuando esta práctica se realiza de manera altruista y desinteresada.
En ese sentido, recientemente llamó la atención el caso de James Harrison, un hombre australiano que a sus 81 años tuvo que “retirarse” de la práctica de donación de sangre, pero durante más de medio siglo fue un asistente asiduo a los hospitales cercanos a su domicilio para realizar donación de este líquido vital.
Por si no fuera suficiente con la acción, el caso de James es especial porque su sangre es del grupo Anti-D debido a que contiene un raro anticuerpo que ayuda a bebés que sufren la Enfermedad Hemolítica del Recién Nacido (EHRN). Para entender mejor la situación, este anticuerpo sólo puede fabricarse a través de plasma donado, el cual proviene de un grupo muy reducido de personas que lo tienen en su sangre.
Por otra parte, se calcula que el 17 por ciento de las madres australianas embarazadas necesitan de este tipo especial de sangre para mantener fuera de riesgo a sus bebés.
Fue por lo anterior que de manera puntual, cada 4 meses Harrison se acercaba para donar sangre, lo que dio como resultado final mil 173 extracciones, con las cuales se calcula que este hombre ayudó a proteger a más de 2.4 millones de bebés, además de que actualmente ostenta el récord Guinness por ser el mayor donador de sangre de la historia.