- Conocer el perfil psicológico de una persona que es capaz de cometer un crimen tan atroz como el sucedido el día 23 de mayo por Salvador Ramos en el estado de Texas, EE.UU. es imprescindible.
- Salvador le arrebató la vida a 21 personas entre alumnos y profesores, además de herir a otras 15.
- A continuación, aplicamos una teoría del control social desde una prespectiva psicológica para entender los tiroteos escolares.
Conocer el perfil psicológico de una persona que es capaz de cometer un crimen tan atroz como el sucedido el día 23 de mayo en el estado de Texas, EE.UU. es imprescindible para comprender las razones por las que un joven de tan solo 18 años puede levantarse un día normal, como otro cualquiera, recoger las armas que ha adquirido con total impunidad y dirigirse a un centro escolar y arrebatarle la vida a 21 personas entre alumnos y profesores, además de herir a otras 15.
Importante es el detalle de que, antes de salir de su casa, según informan las autoridades locales, el sujeto mantiene una discusión con su abuela, que acaba con un disparo en la cabeza. Deja a la mujer gravemente malherida y no solicita ayuda para ella en ningún momento.
Así comienza el día de Salvador Ramos, que, tras este incidente, decide salir a la calle, coger su camioneta y conducir hasta que llega al centro educativo. Es entonces cuando Salvador sale del vehículo, salta la valla del centro escolar y comienza a disparar indiscriminadamente.
APLICACIÓN DE LA TEORÍA DEL CONTROL SOCIAL A LOS TIROTEOS ESCOLARES
A diferencia de la mayoría de las teorías criminológicas desde la psicología que explican por qué las personas se involucran en tiroteos masivos y otros delitos, la teoría de Hirschi ES LA MÁS INTERESANTE y consta de cuatro “vínculos sociales” principales.
Cuando uno o más de los siguientes lazos sociales se debilitan o se rompen por completo, las personas son más susceptibles al crimen y la desviación.
1. ADJUNTO
El apego se expresa como compasión y empatía hacia amigos, familiares, compañeros de trabajo e incluso conocidos como compañeros de clase.
Los tiradores escolares carecen de apego. Albergan e internalizan la ira, la frustración y la decepción que pueden derivarse de la intimidación de sus compañeros, ya sea real o percibida. Estas emociones antagónicas crecen en los días, semanas o meses previos al ataque. Si bien algunos tiradores escolares se han dirigido a personas específicas, muchos de ellos, como Salvador, han disparado indiscriminadamente. La dirección aleatoria del objetivo de estos tiradores sugiere que no tienen consideración por la vida humana y NO han racionalizado sus acciones. Esto es muy similar al proceso de reestructuración cognitiva que utilizan los terroristas para justificar la matanza de vidas inocentes.
2. COMPROMISO
El compromiso se refiere al tiempo y la energía que un individuo dedica a la consecución de una meta o actividad social específica, como obtener un título universitario o buscar un puesto particular dentro de su profesión deseada.
La mayoría de las personas saben que participar en delitos probablemente pondrá en peligro sus ambiciones profesionales y metas educativas; por lo tanto, se ajustan a las normas y expectativas de la sociedad. Sin embargo, muchos tiradores escolares adoptan una mentalidad en la que no prevén un futuro más allá de un tiroteo. Es por eso que muchos de ellos muestran una actitud de matar o ser asesinado y están dispuestos a quitarse la vida por suicidio o suicidio por parte de la policía.
3. PARTICIPACIÓN
Las personas que están absortas en actividades sociales convencionales y satisfactorias a menudo no tienen el tiempo o el interés para participar en actividades ilegales. Una de las principales razones por las que los padres quieren que sus hijos participen en deportes, actividades extracurriculares o cualquier otra actividad socialmente apropiada es que los mantiene fuera de problemas y les da un sentido de pertenencia a un equipo, club u organización social.
Las personas que cometen tiroteos en las escuelas a menudo se describen como personas solitarias o marginadas, lo que significa que no se sienten como una parte significativa de ningún grupo o comunidad.
4. CREENCIA
El cuarto y último vínculo es cuando un individuo cree en las reglas sociales, las expectativas y las leyes de la sociedad que le enseñaron sus padres, familiares y amigos, así como las instituciones educativas y religiosas. Cuanto más fuertes sean las creencias morales de uno en las normas sociales, es menos probable que participe en actividades delictivas o delictivas.
Los delincuentes criminales ignoran las creencias compartidas de la sociedad o racionalizan su propio comportamiento desviado. Por ejemplo, la creencia de que matar está mal es reforzada por los padres, la educación y la religión; sin embargo, un tirador ignorará lo que se le ha enseñado o racionalizará su comportamiento para poder continuar con el tiroteo masivo.
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