Durante la Conferencia Nacional Anual para la Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) de Estados Unidos, el Centro para la Prevención y Combate de Enfermedades (CDC) confirmó que durante 2017 se rompió récord (nuevamente) en el número de contagios de este tipo dentro de la Unión Americana, al registrarse un total de 2.3 millones de casos preliminares.
Además de ser el cuarto año consecutivo en el que se anuncia este fenómeno, el CDC también afirmó que la incidencia de las ETS en el país alcanzó los niveles más altos jamás vistos a escala nacional. Comparado con 2016, cuando se registraron casi 2.1 millones de nuevas incidencias, el año pasado significó un incremento del 9.5 por ciento aproximadamente.
Al respecto, David Harvey, director ejecutivo de la Coalición Nacional de Directores de ETS, pidió a la administración del presidente Donald Trump y al secretario de Servicios Humanos y Salud, Alex Azar, declarar una crisis de salud pública en EE.UU.
Lo que implicaría (un estado de crisis por ETS) serían accesos de emergencia a fondos públicos de salud para disminuir los números de incidencia de estas enfermedades, reducir la tasa de transmisión y asegurar que todos los ciudadanos estadounidenses tengan acceso al cuidado médico que requieren.
En 2013, los casos de ETS como clamidia, gonorrea y sífilis en los EE.UU. se calcularon en poco más de 1.7 millones. Para 2014, el número se incrementó a 1.8 millones (3.3 por ciento más); mientras que en 2015 ya era de 1.9 millones (7.3 por ciento). En 2016 el aumento fue de 7.6 por ciento, lo que indica tanto cada vez más infecciones como una aceleración en su ritmo de crecimiento.
Por su parte Edward Hook, profesor emérito de la Universidad de Alabama en investigación traslacional de enfermedades infecciosas, recordó que estos números corresponden únicamente a tres ETS. Además, apunta que no hay razón para creer que la tendencia en los ritmos de transmisión se haya reducido en el transcurso de 2018. Recordó también que la mayor parte de los casos surgen de personas que no se conocen como portadores de los virus.