Surge un capítulo más de la vergonzosa novela Teva-Rimsa iniciada en octubre de 2015, cuando se anunciaba que Representaciones e Investigaciones Médicas SA (Rimsa) pasaría a manos de Teva Pharmaceutical Industries en una transacción de 2 mil 300 millones de dólares, historia de “amor” que tocó fondo en abril cuando la israelí dijo haber encontrado “evidencia de una manipulación sistemática de información con respecto a las fórmulas utilizadas y a los procesos de producción de medicamentos” de la mexicana.
Teva demandó a los empresarios Leopoldo de Jesús y Fernando Espinosa Abdalá ante la Corte de Nueva York, en Estados Unidos, por fraude y violación al contrato de adquisición de Rimsa, mientras que estos argumentaron que el supuesto uso de “fast track” denunciado por la empresa del israelí Erez Vigodman constituye una estratagema para negarse a respetar el acuerdo de compra-venta considerado excesivo por directivos de la multinacional asiática y que, además, ha causado duras críticas al proceder de su presidente por parte de analistas.
En medio de este escenario, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) tuvo que tomar cartas en el asunto y, además de cerrar la planta de producción de Rimsa en Jalisco, recogió muestras de más de una centenar de medicinas para analizarlas y anunció que el dictamen estaría listo hasta enero de 2017.
Sin embargo, Cofepris no ha encontrado, al menos hasta ahora, irregularidades en los medicamentos de Rimsa.
El comisionado federal, Julio Sánchez y Tépoz, informó que no han encontrado alguna irregularidad significativa en la auditoría iniciada tres meses atrás por la Comisión de Control Analítico y Ampliación de Cobertura (CCAYAC) sobre estos productos.
De los seis fármacos analizados hasta ahora, cinco salieron sin problema alguno en seguridad, eficacia y calidad, además de que el contenido corresponde con el registro sanitario emitido por Cofepris años antes, en tanto, el sexto de ellos mostró cierto a diferencia en los resultados respecto de lo autorizado, pero sin ninguna irregularidad mayor, de modo que ya se trabaja con el fabricante para tratar de resolver el asunto.
Cabe recordar que el portafolio de Rimsa está conformado por 140 medicinas, de modo que el trabajo faltante aún es mucho y, por ello, según lo señalado por Sánchez y Tépoz, los resultados completos de la auditoría estarían listos en el primer bimestre de 2017 (ya no a principios de enero, como se había manejado).
Estos primero cinco medicamento volverán a producirse en breve, y de continuar con el resultado favorable, la planta clausurada se abriría en febrero próximo, sin embargo, faltaría ver qué determina la Corte de Nueva York.