Innumerables elementos afectan en la incidencia y gravedad de la diabetes. Por supuesto, la atención médica (y la preparación de los doctores) son determinantes. Pero es el paciente, a través de sus hábitos, estado de salud general y factores genéticos, quien tiene el mayor control. Actividades tan sencillas como el ejercicio tiene un efecto protector significativo en la condición.
Pero como en muchas otras circunstancias, la clave está en la dosis. Un estudio publicado en Mayo Clinic Proceedings confirma que el ejercicio puede proteger de la diabetes tipo 2. En específico, el que ayuda a construir fuerza corporal. Sin embargo, el efecto positivo llega a su pico cuando se tiene una complexión moderada. Cualquier nivel por abajo de este punto significa una mayor propensión a contraer la enfermedad. Y por encima, no existen beneficios.
Seguimiento de más de 20 años de la diabetes
Estos hallazgos fueron realizados tras observar a 4 mil 681 pacientes de 20 o más años. Al inicio del estudio, ninguno de ellos tenía diabetes tipo 2. Posteriormente, se observó la evolución de estas personas entre 1981 y 2006. A lo largo de estos 25 años se les realizaron pruebas de fuerza muscular y acondicionamiento aeróbico de forma regular.
Angelique Brellenthin, coautora de la investigación, apuntó que se dividió a los participantes en tercios. El segmento de en medio, con una fuerza corporal moderada, presentó un riesgo 32 por ciento menor de ser diagnosticados con diabetes comparados con el grupo con peor complexión. Al mismo tiempo, no se encontró una protección significativamente mayor entre los pacientes con mejor condición. La especialista apunta que las causas del fenómeno no son bien conocidas.
No tenemos claridad de por qué una fuerza superior no protege contra la diabetes. Es posible que sea porque otros elementos intervienen en la relación entre la enfermedad y la complexión. En particular factores como una condición aeróbica más alta, la actividad física más intensa y un índice de masa corporal reducido. […] Estudios futuros deberían considerar estos hallazgos para entender correctamente cómo funciona esta interacción.