La investigación y la innovación han estado presentes en el campo médico desde hace varios siglos; sin embargo, en el rubro de la investigación en moléculas antibióticas se ha presentado una gradual relevancia en el tema, culminando el año pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que, en caso de no tomarse medidas urgentes, para el año 2050 la resistencia a los antibióticos será la primera causa de muerte a nivel mundial, siendo responsable de 10 millones de muertes anuales.
Ante tal panorama, el desarrollo de nuevos antibióticos se ha posicionado como uno de los más importantes dentro de la industria de la salud mundial debido a que las infecciones existentes son cada vez más resistentes, principalmente en respuesta a factores como la automedicación, la falta de apego al tratamiento y la mutación de las bacterias expuestas a antibióticos innecesarios o combinados sin justificación.
Con el objetivo de entender de una mejor forma el panorama actual de la resistencia bacteriana, así como los caminos que se pueden emprender para combatirla, el equipo editorial de Saludiario se reunió con el Dr. David Castelo, médico internista e infectólogo, quien nos explicó que el serio problema que nos encontramos atravesando se gestó durante los últimos 30 años, por lo menos, como consecuencia de prescripciones erróneas de antibióticos, así como el abuso de los mismos.
En la actualidad las personas se están muriendo a causa de enfermedades que antes no presentaban una tasa de mortalidad tan elevada y eso ha sido causado por el mal uso que se le ha dado a los antibióticos durante las últimas décadas, lo que ahora provoca que sea urgente y necesario el desarrollo de nuevas moléculas que permitan combatir las diversas infecciones que existen y así poder evitar escenarios catastróficos como los mencionados por la OMS y el CDC, donde las infecciones hospitalarias y comunitarias no tendrán una solución antibiótica por resistencia a éstos y tendremos que regresar a la llamada “Era Preantibiótica”, donde recurriremos a amputaciones o cirugías agresivas de control de foco infecciosos.
Como principal medida para controlar el abuso de los antibióticos, hace años se implementó la obligatoriedad de mostrar una receta médica en farmacias para poder adquirirlos, y si bien la idea ha funcionado desacelerando el consumo de antibióticos por parte de la población en general, ya resulta insuficiente y obliga al descubrimiento de nuevos antibióticos como medida complementaria a la resolución de este problema.
Otra forma de control que se ha implementado en algunos hospitales de salud y que destaca el especialista, es la conocida como Antimicrobial Stewardship Program (Programa de Optimización del uso de Antimicrobianos), en la que un infectólogo se encarga de revisar las prescripciones antibióticas de los médicos dentro de su hospital a fin de cerciorarse de que las dosis, vías y duraciones de los tratamientos indicados sean las correctas para cada paciente.
Según destaca el Dr. Castelo, el principal objetivo de esta medida es evitar la duración excesiva de esquemas y combinaciones innecesarias de antibióticos, las cuales suelen generar la resistencia bacteriana y propician que los pacientes no se recuperen por completo de las infecciones o presenten recaídas en algunos casos.
En ese mismo sentido, el infectólogo también habló sobre la iniciativa 10×20 de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA), la cual fue diseñada especialmente para fomentar el desarrollo de nuevos antibióticos, pues en las últimas décadas se dejaron de fabricar como en épocas anteriores.
A su vez, en el año 2010 la IDSA lanzó la iniciativa conocida como 10×20, la cual tiene como objetivo el apoyar y facilitar el desarrollo de una nueva generación de antibióticos conformada al menos por 10 nuevas moléculas sistémicas, las cuales deben de estar disponibles antes del año 2020.
Como resultado del programa mencionado fue que se han creado medicamentos como Sivextro (Fosfato de Tedizolid), un antibiótico de última generación que en 2016 obtuvo su aprobación por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) para su comercialización en nuestro país, después de aprobar las pruebas solicitadas y comprobar su efectividad y seguridad en el tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y sus estructuras, incluyendo las que son resistentes a la Meticilina y Vancomicina, las cuales de acuerdo con el Dr. Castelo, “representan un reto creciente para los sistemas de salud actuales en México y todo el mundo”.