Dentro de la práctica médica no es suficiente con tener los conocimientos necesarios sino que se requieren otras virtudes. Una en especial que jamás se debe perder ni traicionar es la ética. La relación médico-paciente se basa en la confianza y cuando no se respeta se pueden presentar diversas consecuencias. La más común es que el paciente no decida volver contigo, pero inclusive se pueden tener implicaciones legales.
Uno de los casos recientes más escandalosos dentro del campo de la salud es el protagonizado por el Dr. Donald Cline. El especialista en fertilidad dirigía su propia clínica y todo parecía ir normal hasta que se detectó un grave hecho. Todo empezó cuando una mujer presentó una denuncia porque el médico había utilizado su propio esperma.
Al poco tiempo acudieron más mujeres para denunciar el mismo caso. En pocos meses se identificó que el especialista había utilizado su semen en más de 50 pacientes. Las investigaciones preliminares determinaron que fue hace 30 años cuando comenzó con estas irregularidades.
Por todo lo anterior, el especialista perdió su licencia para ejercer como médico y además continúa su proceso penal.
Con base en la información recabada, el especialista siempre le decía a sus pacientes que el esperma empleado procedía de laboratorios. Fue gracias a las pruebas de ADN que se confirmó que el Dr. Cline era el padre biológico de los casos denunciados.