- De acuerdo con la UNAM, más de la mitad de los antibióticos se recetan de forma incorrecta.
- Para combatir el problema, desde el 2010 es necesario mostrar una receta autorizada para adquirir los fármacos de este tipo.
- La resistencia a los antibióticos cada vez es mayor y si se mantiene la misma tendencia se estima que para el 2050 sería la primera causa de muerte a nivel mundial.
Del 18 al 24 de octubre se lleva a cabo la Semana Mundial sobre el uso de los Antimicrobianos. Se trata de una iniciativa que promueve el uso correcto y responsable de estos fármacos. De hecho, durante las últimas décadas se ha generado un fenómeno que cada vez es más peligroso: la resistencia a los antibióticos.
“Es importante abrir la conversación acerca del uso de los antibióticos. A pesar de que la gente sabe para qué sirven, el cómo y cuándo los utilicen puede reducir e incluso anular su efectividad, provocando que ciertas infecciones provocadas por bacterias no puedan ser atacadas al interior del cuerpo”, declaró la Dra. Yessica Pérez, Médico Especialista en Infectología.
Los antibióticos actúan como aliados del cuerpo. Su función es acabar con las bacterias o detener su reproducción a fin de ayudar a las defensas naturales del organismo a eliminarlos. Pero ¿qué sucede si se consumen desmedidamente?
Aunque estos fármacos comúnmente son indicados para tratar distintos tipos de infecciones bacterianas, la periodicidad de su uso debe estar estrictamente supervisada por un profesional de la salud a fin de asegurar su eficacia y evitar que el organismo genere resistencia a ellos.
Factores que generan la resistencia a los antibióticos
Dicha resistencia surge cuando las bacterias que se exponen a tratamientos antibióticos generan cambios de su estructura o de algunas de sus funciones con el objetivo de defenderse del efecto antimicrobiano, con lo cual los antibióticos pierden su efecto, dificultando el tratamiento de infecciones futuras; así como incrementando el riesgo de propagación de estas. Esto puede estar vinculado a factores como:
- La automedicación.
- La falta de adherencia al tratamiento (tanto terminarlo antes como extenderlo sin respetar lo prescrito por el médico).
- Ingerir antibióticos para tratar enfermedades de origen viral.
- El uso recurrente de antibióticos sin supervisión médica.
Existen distintas clases de antibióticos y cada una de ellas ataca enfermedades específicas. Por ello cada prescripción está hecha a la medida del paciente, su historial clínico y el cuadro infeccioso que presenta en ese momento.
“Una mala práctica de salud, que desafortunadamente es común entre la población, es la toma de fármacos que quedaron de una prescripción previa únicamente por el hecho de ser antibióticos, dejando de lado que estos pueden no funcionar e incluso afectar su salud”.
Por ejemplo, en la actualidad para atender infecciones complejas como las de vías respiratorias superiores, suelen elegirse antibióticos de alta eficacia y adecuado perfil de resistencia, tales como las cefalosporinas de 3ª generación intravenosas o vía oral. Sin embargo, aunque su efectividad e impacto positivo esté clínicamente comprobado, su prescripción debe ser dada por un médico.
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