Debido a su preparación profesional, el médico está habituado a utilizar un lenguaje especializado; sin embargo, abusar de él puede traer más complicaciones que beneficios.
Sin duda, la forma en que nos expresamos dice mucho de nosotros, de nuestra formación y personalidad, no obstante, en la comunicación con los pacientes o audiencias en general un discursos plagado de tecnicismos médicos puede resultar en verdadera tortura.
Simplificar las ideas y aclarar los temas es una destreza que vale la pena cultivar toda vez que redunda en el establecimiento de mejores vínculos con las personas, un beneficio que el galeno debe valorar en la medida en que le permite ganar la lealtad del paciente o mayor acercamiento con personas de su interés, llámense pacientes potenciales, estudiantes (en el caso de los catedráticos), colegas o socios de negocios (hablando de médicos emprendedores).
Dicen por ahí que cuando explicas un tema de forma sencilla es porque realmente lo dominas, así que para comunicarnos de forma efectiva debe primaria la regla de las tres “s”:
1. Sonrisa
Esbozar una sonrisa habla de calidez, así que para reducir la distancia con el interlocutor cabe recurrir a ella.
2. Simplicidad
“Menos es más”, de modo que entre menos palabras se usen para transmitir una idea existen más probabilidades de que una persona mantenga la atención en el mensaje y pueda asimilarlo. Esta misma regla aplica para el uso de palabras especializadas, pues a entre menos se hagan presentes habrá mayor claridad en el mensaje.
3. Sin prisas
Tomarse el tiempo necesario para lograr una comunicación es vital, ya que hacerlo con prisas indicaría posible desinterés en el interlocutor.
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