Como es sabido, la preeclamsia es un proceso por el que la mujer embarazada sufre un serie de elementos sintomáticos asociados con la hipertensión arterial, desarrollo de edemas, aumento (excesivo) de peso y presencia patológica de proteínas en la orina. Cada una de esas manifestaciones tienen un efecto negativo en la percepción de la paciente sobre su salud y la de su descendencia, por lo que la actuación de los profesionales de la salud debe ser impecable.
US Task Group
En este sentido, el Grupo de Trabajo de los Servicios Preventivos de los Estados Unidos ha presentado, en la revista especializada JAMA, una serie de consideraciones para llevara cabo un adecuado proceso de diagnóstico y tratamiento.
Primero: Medición.
Es necesario que el médico encargado del caso haga una medición de la presión sanguínea a lo largo de todo el proceso de gestación. Razón que permitirá la identificación de comportamiento anómalos.
Segundo: Metodología para/con el paciente.
Con el brazo a la altura de la aurícula y sin permitir que, bajo ningún caso, en decúbito lateral izquierdo, el médico especialista se debe encargar de cada medición con una paciente en estado de calma (la tranquilidad debe imperar en el procedimiento), sentada y, desde luego, erguida.
Tercero: Repaso del caso
Cuando el profesional de la salud tenga en su poder las mediciones y el cuadro sintomático sea compatible con un diagnóstico de preeclampsia, el médico debe recordar los aspectos básicos que refuerzan su teoría:
- Elevación de la presión sanguínea (igual o superior a 140/90 mm Hg en dos ocasiones separadas al menos 4 horas después de la semana 20 de gestación); y,
- Proteinuria (superior o igual a 300 mg/dl en orina de 24 horas, un ratio proteína /creatinina superior o igual a 0,3 mg/mmol).
Recuerde que el factor incertidumbre se eleva cuando en sus manos están las vidas de dos personas y no únicamente la de un paciente.
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Imagen: Saludiario