Para hablar de glifosato en Colombia, debemos conocer las dos orillas: un grupo de personas que pide abandonar el uso de glifosato apela a las pruebas indirectas que existen sobre su toxicidad, apoyados en la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) entidad adscrita a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que en 2015 clasificó el glifosato en el grupo 2A, es decir como una sustancia probablemente carcinógena para los humanos. La otra orilla apoyada por el grupo, al que no le asusta el riesgo y argumenta que no existen pruebas concluyentes, lo cual es cierto, figuran políticos, empresas productoras y en el caso colombiano, una parte de la Fuerzas Armadas que ven en el glifosato un arma contra los cultivos ilícitos.[1]
Los estudios realizados sobre el efecto del glifosato en la salud, logran evidenciar los efectos negativos en los seres humanos, y la contaminación que puede llegar a generar en el medio ambiente. Los efectos negativos del glifosato han permitido determinar que la toxicidad a largo plazo puede causar afecciones neurológicas, renales y reproductivas en los seres humanos. El glifosato incluso a bajas concentraciones daña el hígado, los riñones y las células de la piel; y más adelante provoca envejecimiento y probablemente también cáncer. La posibilidad de que penetre en la piel aumenta 5 veces cuando la piel está dañada. Diferentes países han informado sobre los efectos de salud como cáncer, infertilidad, problemas de embarazo, defectos de nacimiento y enfermedades respiratorias que provoca el glifosato a largo plazo.[2]
Pero lo estudios más recientes publicados para el 2018 planteaba que la toxicidad que posee el glifosato es muy baja, por lo que no llega a resultar peligroso para el ser humano, además se demostró que no era ni cancerígeno ni mutagénico ya que era incapaz de poder alterar el ADN de los organismos. Además, tampoco afectaba a la fertilidad ya que se hicieron bastantes pruebas con animales y se demostró que solo afecta en el tamaño del feto, pero en muy pocas ocasiones muy puntuales y utilizando dosis realmente altas, muy alejadas de las utilizadas realmente. Por otro lado, demostraron que es falso que pueda afectar al sistema endocrino, ya que no se llega a metabolizar en el cuerpo humano por lo que el cuerpo humano lo puede expulsar del organismo de manera sencilla. Además, también demostraron que pasaba lo mismo con el organismo de los animales, quedando descartado que pudiese provocar algún problema digestivo y/o endocrino en los animales.
Otros estudios definitivos llegaron a conclusiones definitivas que se introdujeron en la legislación de aprobación de la renovación, y son las siguientes:
- “No es neurotóxico, cancerígeno, y mutágeno”
- “No afecta a la reproducción ni al desarrollo”
- “No provoca alteraciones endocrinas”
- “Tiene baja toxicidad para animales como las abejas”
- “Tiene bajo riesgo de llegar a aguas subterráneas”
Y a todo esto no menos importante el glifosato es uno de los herbicidas más ampliamente usados en el mundo. Es un herbicida sistémico, lo que significa que, al aplicarlo al follaje de la planta, se absorbe a través de los tejidos para matar a las plantas de hoja ancha, malezas y gramíneas. [1] (Correa, 2018) [2] (Cáceres, 2019)